Ha muerto Vicent Salvador i Liern

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Este 25 de enero de 2023 ocupará un lugar destacado en la historia del pensamiento al País Valenciano al transcender la muerte la noche anterior de Vicent Salvador i Liern (Paterna, 1951), poeta, filólogo, profesor, erudito. Un hombre de trato apacible, protagonista de nuestra historia cultural reciente y que construyó una obra poética breve pero sólida y una monumental tarea de investigación en el campo de la filología, con estudios sobre Joan Fuster, Vicent Andrés Estellés y otras figuras de nuestra literatura. Por no hablar de su maestría, primero en la educación secundaria y después en tres de las universidades públicas valencianas. Un referente de primera magnitud.

Solo transcender el deceso de Vicent Salvador, esta mañana, las redes sociales se llenaron de mensajes de pésame de instituciones académicas, como por ejemplo la Acadèmia Valenciana de la Llengua o las universidades por las cuales había dejado huella. Pero también de muchos de los que fueron los alumnos, promociones repartidas entre la Universitat de València, la Universidad de Alicante y, más recientemente, la Universitat Jaume I de Castelló (UJI), en la cual dirigió un buen puñado de tesis doctorales. A esta institución protagonizó también el que es seguramente su última gran aparición pública, la lección inaugural del curso 2020-2021, con una reivindicación de la ciencia y la retórica.

El recorrido docente de Vicent Salvador es impresionante: profesor de secundaria a los inicios, empieza carrera en Nules y se desplaza más tarde en Xàtiva, ciudad que supone un descubrimiento para él, a diferentes niveles. «Fue una época crucial de mi vida, sobre todo en relación con mi vocación por la enseñanza. También por la gente que encontré allí, las amistades que hice, y el lugar», decía en una entrevista en EL TEMPS del año 1986. Poco después, dejó los paisajes y la luminosidad de la Costera por Massamagrell, un paso «del reino de la fantasía en el reino del realismo».

La vuelta a l’Horta Norte es también un contacto «más directo» con la ciudad de València, «un monstruo». «Es un ser absolutamente doblo de perspectivas», decía en referencia al aprecio que despertaba, pero también a la agresión continua. «La ciudad de València ha sido la ciudad maldita, la Babel de la confusión de las lenguas y la ciudad que asesina sus hijos». Una visión árida, que tiene que ver sin duda al hecho de haber vivido en primera persona, junto con Jaume Pérez Muntaner, el atentado del 1981 en la casa de Joan Fuster. Una experiencia que, reconoció, queda reflejada en uno de sus poemarios, Calabruix, Premio Ausiàs March de poesía del 1984.

Quién tenía que ser un referente erudito, de hecho, empezó su presencia pública con una corta pero sólida obra poética. Antes de Calabruix, publica Arcillas (1980) y Ritual de ceniza, premio Ciudad de València del 1981. Y por aquellos años lanza el que es uno de sus manuales de referencia, El gesto poético. Hacia una teoría del poema, premio València de ensayo del 1984.

Con el tiempo se decantaría hacia los estudios literarios en detrimento de la creación, pero antes de esto publicó otro poemario referencial, Mercado de la sal, que le valió el premio Vicent Andrés Estellés de Octubre del 1992, en el cual despliega entre más un conjunto de prosas poéticas llenas de intencionalidad y, en ocasiones, de socarronería: «Esta sociedad privada se ha disuelto con las cuentas muy claras. Sin trampas ni impagados, comme il faut. Pero los labios que han probado el vino ardiente son huérfanos con siete de más riqueza. Buscan oro, y harán las américas si hace falta con un tranvía».

Muy influido a los inicios por Salvador Espriu, acaba más identificado con Joan Vinyoli, alguien que «acepta el reto de hacer una poesía de las cosas pequeñas, en esto se asemeja un poco a Estellés», diría en la entrevista antes mencionada.

El poeta de Burjassot, de hecho, acontecería un de sus ámbitos de estudio más salidos bien. Del principio hasta el final, cerrando un círculo perfecto: antes del gesto poético, había publicado con Jaume Pérez Muntaner Una aproximación a Vicent Andrés Estellés (1981), un libro seminal en el estudio del poeta. Y su última contribución intelectual ha sido el prólogo, en colaboración con Josep Murgades, para el volumen 9 de la Obra Completa revisada de Estellés, para el editorial Tres i Quatre, donde aparece la primera parte del Mural del País Valenciano.

Un prólogo que se inicia así: «Todavía no se había inventado la escritura, ni mucho menos, y ya el animal humano ilustraba con imágenes diversas los espacios de las cuevas prehistóricas. Rituales ancestrales de oscuro origen inducían el hombre primitivo a poblar superficies vírgenes con imágenes más o menos tomadas de la naturaleza, más o menos tocadas de abstracción. Quizás se trataba de un horror vacui como el que empuja hoy tanta gente a grafiarse el cuerpo con tatuajes que infunden identidad a la piel desnuda y muda. // Vicent Andrés Estellés burxa en estos orígenes identitarios cuando evoca la Cueva Negra de Xàtiva, los huesos del hombre primitivo, en la busca de un principio mítico del país, buscando en unos pobres restos antiguos las trazas de la vida social que un día habían guarecido».

Tarea ingente, maestría ingente

En la década del 1980, Salvador pone en marcha la tarea como profesor universitario en la Facultad de Filología de la Universitat de València. Contaba en una entrevista que había sido un niño regordete a quien, junto con un grupo de compañeros que denominaban «El Club de los Gordos», tenían que rebajar la dificultad de las pruebas físicas escolares para poder aprobar. Más tarde pudo racionalizar el rechazo a la actividad física, pero como profesor y en las relaciones personales conservaba parte de aquella timidez.

Las clases de Salvador eran amables, apacibles, como era él, pero también un pozo inagotable de sabiduría. Proporcionaba herramientas porque los alumnos hicieron su propio camino a través de la reflexión. Era generoso. Y sabía muchísimo, en diferentes campos de la filología, como por ejemplo la lingüística, el análisis del discurso o la historia de la lengua y la literatura. No le gustaban la hiperespecialización o los encorsetamientos. Y esto se ve en la cantidad de materias diferentes que ocupa su tarea erudita, de las fronteras literarias, los elementos lingüísticos del discurso literario, a la novela catalana en el País Valenciano. Siempre con el lenguaje como elemento de fascinación y obsesión, como explicaba en sus memorias como docente.

Su libro Figuras y esbozos. Estudios sobre literatura valenciana contemporánea, recibió el premio de la Crítica de los Escritores Valencianos del año 2013. «Un convite a la degustación literaria: un convite hecho desde la conciencia lingüística, ideológica y educacional del autor», resumía Manuel Pérez Saldanya en Sazón. Un estudio en que incidía en un tema candente como por ejemplo la devaluación de los libros materia de lectura en la enseñanza secundaria. «Lecturas de plástico», las denominaba.

Además de libros, su erudición se encuentra en decenas de publicaciones especializadas y generalistas, desde esta misma revista al Espejo, Letras de cambio o las revistas internacionales dedicadas al estudio de la lengua y la cultura catalanas. Pero también puso su grano de arena en cargos de gestión cultural: además de la subdirección del Espejo, dirigió el Servicio de Publicaciones de la Universitat de València, del 1986 al 1994, fue subdirector/subdirector del Instituto Interuniversitario de Filología Valenciana, entre 2003 y 2007, y fue vicepresidente del PEN catalán. También fue miembro de la Asociación de Escritores en Lengua Catalana (AELC).

Con Vicent Salvador, desaparece una figura intelectual y académica de primera magnitud, un representado aventajado de las generaciones de profesores y profesoras universitarios que marcaron con su maestría el devenir de la filología al País Valenciano de la Transición hasta ahora. En su caso, de manera decisiva. Poseedor de un bagaje como estudioso que ocupó con glotonería el tiempo y el espacio del que podría haber sido una carrera literaria sustancial. Que nos deja unos versos como los que la cuenta poética Amigos de Joan Valls subía a las redes, procedentes de Ritual de cendra

“Perquè tu ets un brostam
perfumat de silencis.
Perquè tu ets una història
sense temps
que em conte cada nit
per a oblidar-la a l’alba”.

Que su tarea ingente no caiga en el olvido.

Per Xavier Aliaga

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