Biografías

AGULLÓ, Margarita (1536-1600)

Nació en nuestra ciudad en 1536. A los veinte años hizo voto de castidad e ingresó en la Orden Tercera de San Francisco. Residió durante algún tiempo en el Convento de Sant Francesc de Xàtiva, de donde adquirió fama de santa. Atraído por ella, el Patriarca Ribera decidió llevarla a Valencia, donde aumentó su celebridad, enaltecida por religiosos tales como fray Luis de Granada, Nicolás Factor o el propio arzobispo Juan de Ribera. Por encargo de éste escribió tratados ascéticos, que fueron publicados por su profesor, Jaime Sanchis, junto a un resumen biográfico: Relación breve de la vida, virtudes y milagros de la humilde sierva del Señor Sor Margarita Agullona, Beata professa de la Orden del Seráfico padre S. Francisco, impresa en Valencia en 1607 por Juan Crisóstomo Garriz. Murió en Valencia en 1600, a los 64 años de edad. Finalizada la construcción del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia, fue enterrada en su capilla en el año 1605. Su imagen está asociada al cuadro que Francisco Ribalta realizó —conservado en el Museo del Patriarca del Real Colegio— donde se representa con un gran realismo y expresión mística. El retablo cerámico existente en el número 10 de la calle Noguera (antigua Botica Central, sede de la familia Artigues, que ejerció farmacia en nuestra ciudad a lo largo de seis generaciones) la reproduce en la parte superior central, entre el franciscano fray Miguel Agulló y el dominico san Jacinto Castañeda.

ALBINYANA, Vicent (ca. 1628-1703)

Se desconoce la fecha exacta de nacimiento de este organista de la Seo, que el musicólogo Josep Antoni Alberola sitúa alrededor de 1628. El organista era la segunda autoridad en la capilla de música de la Colegiata de Xàtiva, que contó con una organización equiparable, entre los siglos XV al XIX, al de catedrales como Cartagena, Orihuela, Segorbe o Tarragona, como correspondía a la que fuera «segunda ciudad del reino» y a sus aspiraciones de ser sede episcopal. Tenemos pocos datos sobre su vida. De él, siendo muy joven, dijeron los canónigos de la Colegiata: «persona de molta habilitat, y no obstant és de poca edat al present. No es trobarà en lo Regne persona de més satisfacció y que anant lo temps ha de ser únic en l'orgue». Educado y formado en la Colegiata desde que fuera monaguillo, se convirtió en hombre de confianza del Capítulo, sustituyendo puntualmente en las funciones al maestro de capilla en su ausencia. Fue organista de la Seo de Xàtiva durante cincuenta y dos años. La documentación existente nos dice que se ocupaba «graciosament [de] tocar l'arpa en la capella», motivo por el cual el Capítulo de la Colegiata reglamentó que, quien pretendiera ocupar la vacante de organista, tenía que saber tocar también este instrumento. Vicent Albinyana murió el 20 de mayo de 1703.

ALCANYÍS, Lluís (1440-1506)

No se sabe con exactitud las fechas que hacen referencia al lugar y momento de su nacimiento, aunque con toda probabilidad, fue originario de Xàtiva. Su padre, el notario Jaume Alcanyís, sí que nació y residió en ella. Francisco Martín Grajales afirma que “si no procede de Xàtiva, debió estar establecido algunos años en esta ciudad, si bien ya en 1467 lo encontramos en València, donde el 23 de abril de este año otorga poderes, en favor de su hermano Bernat, comerciante de profesión y residente en Xàtiva. El 1470 se casó con Elionor Esparça, de familia de conversos, como él. El matrimonio, establecido en Valencia, en la calle de la Taberna del Gallo, vecinos de la familia de Luis Vives, tuvo cuatro hijas: Violante, Aldonça, Jerónima i Ángela, y un hijo, Francisco, nacido alrededor de 1477. Aunque es conocido como médico y profesor cabe mencionar también su vocación literaria: participó en el certamen poético recogido en Les trobes en lahors de la Verge María (1474), primera obra literaria impresa en España, que incluye dos poemas suyos. Alcanyís fue una de las figuras médicas más notables en la Valencia del último cuarto de siglo XV. Juntamente con Lluís Dalmau y Pere Pintor (Xàtiva 1420-Roma 1503), consiguió que la ciudad fundara en el año 1462 una escuela para cirujanos, a la cual Juan II concedió en 1477 privilegio para disecar cadáveres humanos. Enseñó aquí durante algunos años y, a partir de 1480, formó parte del claustro permanente. Cuando, en 1499, a propuesta del municipio y con la aceptación del papa Alejandro VI, se creó la Universidad de València, se convirtió en su primer profesor de medicina, ocupando hasta 1504 la cátedra fundamental o “silla para los principios”, que tenía como objetivo ofrecer una exposición sistemática de los fundamentos doctrinales de la medicina. Dentro del proceso de renovación científica, vive, entonces, el proceso de institucionalización académica oficial de la medicina en València, superando la tradición arabigojudía, caracterizada por el libre acceso al ejercicio de la profesión del médico. También fue autor del primer libro de medicina impreso en València: Regimiento preservativo y curativo de la pestilencia (ca. 1490), escrito con motivo de la epidemia que arrasó la ciudad desde noviembre de 1489 hasta la mitad del año siguiente. El libro tiene dos partes: la primera está dedicada a la prevención, y la segunda a la curación de la peste, precedidas de una introducción sobre su naturaleza y procedencia. El pensamiento científico de Alcanyís está en la línea de la corriente conocida como “escolasticismo arabizado“, resultado de la asimilación del saber médico griego, helenístico e islámico para las universidades en la baja Edad Media, a partir de las traducciones del árabe. El clima de antisemitismo que fue extendiéndose a lo largo de los siglos XIV y XV cristalizó, a petición de los Reyes Católicos, en la creación de los tribunales de la Inquisición (1480), expresión del radicalismo religioso (contra judíos y conversos) y medio de control del orden político y social. En 1506, después de casi tres años de encarcelamiento y poco más de uno de la ejecución de su mujer, fue también condenado por judaizante y quemado en la hoguera.

ALEJANDRO VI (1431-1503)

Roderic de Borja nació en nuestra ciudad en la plaza que hoy lleva su nombre —probablemente en la casa que hace esquina con la calle Ventres— el día 31 de diciembre de 1431, el mismo día que nació, cincuenta y tres años antes, su tío Calixto III (aunque según otros autores nació el 1 de enero de 1432). En 1437 murió Jofré de Borja, padre de Roderic, y su viuda, Isabel, marchó con sus cinco hijos a València, instalándose en el Palacio Episcopal en casa de su hermano, Alfons de Borja. Éste, cuando fue nombrado cardenal en 1444, residiendo ya en Roma, llamó a Roderic y lo envió a la célebre Universidad de Bolonia para realizar estudios jurídicos, que completó con dedicación, doctorándose, al igual que lo había hecho anteriormente su tío en Lérida, en derecho civil y canónico. Pocos días antes de la muerte del papa Calixto, conociéndose que estaba próxima su muerte, se iniciaron disturbios en Roma, producidos por los enemigos de los Borja y de los catalani (el propio palacio de Roderic fue incendiado). Éste, cardenal y obispo de una rica y tranquila diócesis, podría haber vuelto a València. Si esto hubiese ocurrido, los Borja habrían sido un hecho excepcional dentro de la historia valenciana y de la Iglesia, pasando de ser simples caballeros al gobierno de la Iglesia católica, pero no hablaríamos de una de las familias más conocidas y poderosas de la historia. Pero Roderic optó por quedarse en Roma. Su inteligente intervención, decisiva en la elección del siguiente papa, Pío II (había sido elevado al cardenalato por Calixto III), así como su buena relación con los siguientes papas (Pablo II, Sixto IV y Inocencio VIII) le permitieron continuar durante treinta y cinco años al frente del cargo de mayor importancia de la Iglesia: la Cancillería del Vaticano, hecho sin precedentes en la historia de la Iglesia romana en un linaje no italiano. En 1472, el papa Sixto IV lo nombró legado en misión especial a Castilla y a la Corona de Aragón. El cardenal Borja, a los cuarenta años de edad, y cuando hacía más de veinte que había salido de València, volvió con todos los honores a su tierra, viniendo por última vez a Xàtiva, en donde estuvo entre los días 5 y 11 de agosto de 1473. Dicen las crónicas que “dio gracias a la ciudad, mostrando tener mucha voluntad y amor por ella, por ser natural de dicha ciudad”. Durante estos años, Roderic acumuló lentamente beneficios, rentas eclesiásticas y un considerable número de obispados y abadías (como la de Subiaco, cerca de Roma, o la valenciana de la Valldigna). Sus ingresos lo convertían en el cardenal más rico de la Curia Vaticana, hecho que le permitió construirse el primer palacio renacentista de Roma y reunir en él una pequeña corte en compañía de Vannoza Cattanei, relación de la que nacieron sus hijos César, Juan, Lucrecia y Jofré. Fueron tantas sus riquezas que en 1485 compró al rey Fernando II el Católico el ducado de Gandia para su hijo mayor, ducado sobre el que estableció un linaje que mantendría el nombre y el poder de la familia en su país. En 1492, a la muerte de Inocencio VIII, Roderic fue finalmente elegido papa, tomando el nombre de Alejandro VI, elección en la que se hizo valer su amplio poder y experiencia —con más de treinta años al frente de la Cancillería Vaticana—, su habilidad y sus grandes riquezas personales. Ciertamente, no fueron los problemas espirituales, sino los políticos, los que ocuparon más tiempo y energías del papa, pero sin un fuerte poder y autoridad, los papas eran juguetes en manos de los estados y de las familias aristocráticas italianas. Los primeros años del pontificado los dedicó a aclarar las finanzas de la corte vaticana y a asegurar el orden público y la justicia en Roma, siendo implacable en la autoridad papal. Pero el gran sueño de Alejandro VI —que no fue aceptado nunca en Italia por los poderosos, porque además era extranjero— era ordenar el territorio italiano, disgregado en pequeños estados alrededor de la supremacía de Roma, y ésta alrededor del poder papal. Para conseguir este fin, casó a sus hijos con miembros de diferentes reinos y repúblicas italianos, y nombró a su hijo mayor, César, capitán general de la Iglesia. César inició una serie de campañas militares sobre las ciudades del centro de Italia para poder construir un nuevo estado, fuerte y centralizado. Igual que su tío Calixto III, Alejandro VI sabía que en la corte vaticana y en Roma, con tantos enemigos envidiosos, solamente podía confiar en sus parientes, amigos y compatriotas, entre los cuales se sentía cómodo y seguro. Es así como Roma se volvió a llenar de valencianos y setabenses, que buscaban la oportunidad de hacer dinero, obtener cargos y formar parte de su servicio (como los médicos setabenses Gaspar Torrella y Pere Pintor). La abundancia de compatriotas del papa fue tal, que al igual que en el papado de Calixto III, la lengua de la corte vaticana, la de su servicio privado, incluso la que usaba con sus hijos (nacidos en Italia y de madre italiana), tanto oral como escrita, fue el catalán de València. Uno de los hechos de más trascendencia en la Edad Moderna ocurrió durante estos años: el descubrimiento de América (1492), en el que intervino la autoridad de Alejandro VI para delimitar los derechos de las dos potencias en conflicto, Castilla y Portugal, a través de las Bulas Alejandrinas. Bajo su pontificado y mecenazgo, Roma sustituyó a Florencia como centro del Renacimiento, convirtiéndose en cabeza del Humanismo y de la actividad artística y renovación urbana. Alejandro VI fue defensor de los humanistas, de la libertad de pensamiento (siempre que no fuera herético) y protector de las ciencias (creación de la Universidad de València y de la Universidad de Roma) y de las artes. Murió, víctima de la malaria, el 18 de agosto de 1503, cuando los Borja se encontraban en la cima de su poder. Pero si el ascenso había costado muchos años, la caída fue cosa de días, siendo enterrado de manera rápida y casi clandestina, mientras iba extendiéndose y creciendo una leyenda negra alrededor de esta poderosa y envidiada familia. Hoy, los restos de los dos papas Borja se encuentran en un modesto sepulcro en la Iglesia de Montserrat de Roma, y el nombre de esta familia setabense, una de las más universales de la historia, queda unida para siempre al nombre de nuestra ciudad.

BELLVER, Blas (1818-1884)

A los trece años, después de dejar los estudios y dedicarse al comercio, entró como aprendiz en València en la imprenta de Catalina Rius, viuda de Manuel Monfort, de la ilustre familia de impresores. En 1836 volvió a Xàtiva y abrió un pequeño taller. En 1840 estampó el primer opúsculo del que tenemos noticia: el programa de una celebración setabense. A fuerza de tenacidad consiguió, en palabras de su mejor biógrafo, Constantí Llombart, “imprentar de una sola vez todos los colores que entraban en la impresión que él aplicaba”, según el procedimiento de la cromolitografía. Desde entonces, su marcha ascendente será constante, sustituyendo poco a poco la maquinaria vieja e incorporando en su establecimiento los avances que le brindaba la técnica: máquinas movidas por agua y vapor, después el gas, más tarde por la electricidad, aparejos de estereotipia y galvanoplastia, plegadores mecánicos, etc. Su prestigio editorial estuvo vinculado sobre todo a la elaboración de unos cartapacios para la introducción caligráfica de los escolares —cuadernos de instrucción pública llevaban como título—, que hacía totalmente en su fábrica a un ritmo industrial. Se especializó en ediciones relacionadas con la enseñanza, por la problemática de la que sintió un vivo interés, así como catecismos religiosos, cromos, pliegos de soldados, calcomanías y estampas. También tuvieron gran difusión los coloquios, las aucas y los folios sueltos. Con otra ambición sacó a la luz periódicos, como La Fortuna (1844), El Setabense (1848) y La Correspondencia del Júcar (1870) y algunos libros como Xàtiva. Memorias, recuerdos y tradiciones de esta antigua ciudad (1857), de Vicente Boix. Esta actividad le valió elogios y premios, como el que le concedió por su afán innovador la Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, y distinciones, como la de ser nombrado impresor de la cámara del rey de España. También tuvo Bellver veleidades literarias en la línea de Bernat y Baldoví, imitando su tono festivo y, a veces, desvergonzado. Algunos títulos serían: Versos alusius á la peixca de Aladroch (1865), Eclipses del matrimonio (1867), Escenas de Carnaval, El vendedor de estudiantes (1868), Una serenata, Juguete lírico dedicado a Játiva y sus mujeres (1877), ¡Pobra Eixátiva! (1879), Gran fira en la ciutat d’Eixàtiva, en el dies 15, 16 i 17 del mes d’Agost de 1879 (1879)… Pero la mayor notoriedad de Blas Bellver en el campo de las letras fue gracias a los libros de falla: La creu del matrimoni, representá en la falla de la plasa de la Trinitat en l’añ 1866, opúsculo de unas sesenta páginas, “cuento fantástic, un viatge a l’infern”, por el cual fue excomulgado por el arzobispo de València. A lo largo de su vida mantuvo vivas polémicas en la prensa local, siendo claras sus posturas anticlericales, pero desde un profundo sentimiento cristiano, y de defensa del valenciano: “Qu’en esta llengua parlaren Ausias Marc, Chaume Febrér; hasta els reis en Corts la usaren, també sen Vicent Ferrer.”

BLASCO GOZALBO, Antonio de P. (1849-1901)

La vida de Antonio Blasco Gozalbo estuvo ligada a sus estudios de Derecho y a su labor como jurista en nuestra ciudad: fiscal del Juzgado de Primera Instancia, magistrado de la Audiencia de lo Criminal, juez municipal, decano del Colegio de Abogados y vocal municipal de Sanidad. Sus inquietudes periodísticas le llevaron a ser director de los semanarios locales El Españoleto y La Opinión, así como a colaborar en diversos periódicos madrileños y valencianos en torno a temas jurídicos, crítica musical y tauromaquia. En 1881, la Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia lo premió por sus desvelos en favor de la cultura popular.

BLASCO SOTO, Francisco (1876-1919)

Cursó estudios de Medicina en la Universidad de Valencia. Marchó a Madrid, donde ingresó en el Instituto Rubio y posteriormente realizó el doctorado. Fue discípulo de Ramón y Cajal, en cuyo laboratorio descubrió el microorganismo de la placenta previa. Por enfermedad de su padre —el doctor Vicente Blasco— y a petición suya, abandonó una prometedora carrera investigadora y regresó a Xàtiva, en donde asumió la numerosa clientela de su padre. Fue nombrado médico titular del segundo distrito de la ciudad y, más tarde, entre 1909 y 1919, director del hospital municipal, así como subdelegado de Medicina en el distrito, inspector municipal de Sanidad y médico auxiliar militar. A lo largo de ese tiempo ejerció una incansable y desinteresada labor, llegando a costear incluso material quirúrgico del hospital, que, bajo su dirección, se convirtió en uno de los mejores de la provincia. Falleció el 19 de abril de 1919, con tan solo 42 años, víctima de una infección vírica producida por contagio al cortarse con el bisturí con el que operó a un paciente. La manifestación de duelo en la ciudad fue absoluta, sobre todo por parte de la ciudadanía más pobre. Por sus méritos profesionales y humanos, el Ayuntamiento acordó dar el nombre de Doctor Blasco Soto a la calle situada entre la actual plaza de la Trinidad y la calle San Pedro, hoy denominada Ángel. En la actualidad, su nombre rotula una calle alejada del casco histórico en el que ejerció su labor, junto a la calle Gonzalo Viñes y otras también incomprensiblemente desplazadas: Blai Bellver y Poeta Chocomeli. En 1931, la viuda del doctor Francisco Blasco Soto (Adela Soldevila) donó al Hospital Municipal su magnífica biblioteca médica, una excelente colección integrada por 881 volúmenes. Parte de ella (221 v.) integra, desde 1985, una de las secciones especiales del Fondo Antiguo de la Biblioteca Municipal de Xàtiva. Y en alguno de esos libros pueden verse en su interior sus anotaciones, sus iniciales o su firma.

BOIX, Vicente (1813-1880)

Nació en Xàtiva en la plaza de la Seo, número 5, junto a la antigua Farmacia Artigues, el 27 de abril de 1813, hijo de una familia muy pobre, que huyó de Valencia durante la Guerra de la Independencia. Maestro de diversas generaciones de valencianos, testigo y protagonista de los inicios de la revolución burguesa, la guerra civil, la lucha entre progresistas y moderados y también de los principios del renacimiento cultural valenciano (Renaixença). Mantuvo un pensamiento próximo al demócrata, pero transigente con el régimen moderado, y un federalismo incipiente basado en la reivindicación de la identidad de Valencia y su derecho de autogobierno. Vivió su infancia en la mayor penuria. Hizo sus primeros estudios en València, ingresando en las Escuelas Pías en 1827. Su personalidad, lecturas y reflexión lo llevaron al abandono de la orden religiosa. Participó en la primera guerra carlista, hizo varios viajes por Europa y, en 1839, se estableció en València como funcionario público. Partidario de las ideas liberales, conspiró en favor del liberalismo progresista, ingresando en la Milicia Nacional y siendo nombrado secretario de la Junta de Salvación (1843). Al año siguiente fue comisionado para la catalogación del patrimonio artístico de la provincia de València. En 1847 obtuvo la cátedra de Historia de la Universidad de València, y la de Geografía e Historia del Instituto de Enseñanza Media. En 1848 fue nombrado cronista de València y miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, y en 1853, académico de la Española de Arqueología, cargos a los cuales se añadirán posteriormente: socio de los institutos arqueológicos de Roma y Berlín, director de el Instituto Provincial de Enseñanza Media y presidente de la Academia de Arte de San Carlos. Entre su producción historiográfica debemos destacar: Historia de la ciudad y Reino de Valencia (1845), Xàtiva. Memorias, recuerdos y tradiciones de esta antigua ciudad (1857), Apuntes históricos sobre los Fueros del Antiguo Reino de Valencia (1855), Memorias de Sagunto (1865), etc. Cultivó la poesía (Poesías caballerescas, 1850; Poesías líricas y dramáticas, 1851) y la novela histórica (El Encubierto de Valencia, 1852; La Campana de la Unión, 1866 y Omm-al-Kiram o La expulsión de los moriscos, 1867). Publicó también poesía en valenciano, firmando con el nombre de Lo Trobador del Túria. En 1877 fue mantenedor de los Juegos Florales de Barcelona, y en 1879 de los de València. Murió el 7 de marzo de 1880, y su entierro fue una impresionante manifestación de duelo de uno de los personajes valencianos más populares y queridos de su época.

BORJA, Tecla (143?-1459)

Tecla de Borja, hija de Jofré de Borja e Isabel de Borja, fue hermana de Rodrigo de Borja (Alejandro VI) y sobrina de Calixto III. No hay certeza de su lugar de nacimiento. Algunas fuentes afirmen que fue Gandía, otras Xàtiva. Lo cierto es que su hermano Rodrigo sí nació en Xàtiva; su madre, Isabel de Borja, vivió en ella hasta la muerte de su marido (1437), y, por otra parte, el ducado de Gandía no pasó a manos de los Borja hasta 1485. Casó con Vidal de Vilanova, señor de Pego y Murla, del cual se quedó viuda y sin hijos. Miquel Batllori afirma(La familia Borja, 1994, v. 4, p. 23) que Tecla se pareció mucho a su madre —mujer decidida, sabia administradora de sus bienes y prudente regente de su baronía de la Torre de Canals— y que «fue la persona más culta de la familia Borja: En un tiempo en que a toda la corona catalano-aragonesa convivían luchas feudales y la lenta difusión del Humanismo, Tecla de Borja era aficionada a la poesía. Se conserva una, bastante delicada, en respuesta a los versos que le fueran dirigidos nada más y nada menos por Ausiàs Marc, secretario del duque real de Gandía, su ciudad natal, que más adelante pasaría a manos de los Borja». Esta joven e inteligente mujer y notable poetisa murió el 29 de agosto de 1459 en Valencia, víctima de la peste negra.

BOSCH I MORATA, Francesc (1902-1950)

En 1902, hijo de un trabajador de la compañía Electra que hacía las instalaciones de luz en la comarca, nació en nuestra ciudad Francesc Bosh i Morata, uno de los personajes más destacados del valencianismo político de los años treinta. Médico de profesión, pronto se dedicó a la actividad política: secretario del Comité Político de la Agrupación Valencianista Republicana, líder del Partido Valencianista de Izquierda y, posteriormente, de Izquierda Valenciana. Colaboró en el diario El Mercantil Valenciano y en las revistas El Luchador, Unidad Antifascista, El Camí y La República de les Lletres. En 1936 representó al Partido Valencianista dentro del Comité Ejecutivo Popular, único órgano de gobierno relativamente efectivo durante los primeros meses de la guerra civil. En 1937, creado el Consejo Provincial de València, fue nombrado consejero de Sanidad y, posteriormente, de Cultura. Creó los Premios País Valenciano de literatura, y realizó frecuentes contactos con la Generalitat de Catalunya. Su proyecto más ambicioso fue la fundación del Instituto de Estudios Valencianos, creado “para facilitar y orientar nuestro renacimiento cultural” y ser “estímulo vigoroso de la conciencia valenciana”. En 1938 participó como médico en la batalla del Ebro, siendo herido en un pulmón, lesión que años más tarde le produjo prematuramente su muerte. Recuperado en un hospital de Barcelona, y con el ejército republicano en retirada, cruzó la frontera con su familia, refugiándose primero en Francia y después en Méjico, país de acogida de tantos republicanos españoles. En Mexicali –población de la California mejicana– se dedicó a la práctica de la medicina en un hospital local. En esta ciudad, muy querido entre la población, murió en el año 1950. Sus restos mortales descansan hoy en el cementerio municipal de València. Santi Cortés, en su libro El valencianisme republicà a l’exili (1993), y Agustí Ventura (La Veu de Xàtiva, 8 de junio de 1983) han revindicado la figura de este setabense republicano y nacionalista. El nombre de quien fue primer consejero de Cultura de un gobierno democrático valenciano hoy nos acompaña y queda asociado al centro de Educación Permanente de Adultos de nuestra ciudad.

BRUSCHETTI MARIOTTI, Attilio (1858-1931)

Nació en la ciudad italiana de Bolonia en 1858. Se doctoró en leyes, pero su temperamento artístico lo llevó a cultivar la música, de la que fue compositor y profesor. Fue uno de los miembros más representativos del movimiento teosófico en España por su actividad institucional, traductora y escritora; presidente honorario para España de la Asociación de los Idealistas Prácticos; miembro de la Sociedad Teosófica Española —Rama Arjuna de Barcelona, desde 1922—, de la asociación Exploradores de España, de la Orden de la Estrella de Oriente y de la Sección Española de la Fraternidad Internacional de la Educación. Su vida estuvo presidida por el esfuerzo en conseguir un sistema social más justo, más práctico y más humano, en un mundo que debía transformarse a través de la educación —instrumento de regeneración humana y social—, que no consistía en modelar y dar forma preconcebida a las personas, sino en «educir o sacar lo mejor que existe en el fondo del alma». Idealista convencido de la fraternidad universal, la tolerancia y la comprensión, y persona de gran formación y habilidades (publicista, poeta, pedagogo, compositor y pintor) vivió en nuestra ciudad a comienzos del siglo XX, y en ella dejó profunda huella de su filantropía, ayudando incondicionalmente a cuantos pidieron su ayuda, de manera especial, los más desfavorecidos. A su mecenazgo se debe la restauración del patio del Museo Municipal, la donación del cuadro de Ribera El Salvador, la restauración de los baños de la Beneficencia y el comedor del Asilo, el arreglo del antiguo lavadero de la Puerta de Cocentaina, el paseo de la Baixada del Carme (vivió en el huerto del Carmen), la construcción del jardín modernista de Carmen Pérez (del Beso), así como numerosas muestras de patrocinio cultural (Unión Cultural Setabense, Játiva Turista...) y, sobre todo, donaciones anónimas. En su testamento creó la Fundación Pérez-Bruschetti con el fin de donar parte de sus bienes a Xàtiva. Su obra en nuestra ciudad fue reconocida por todos, y en 1925 fue declarado hijo adoptivo de Xàtiva «en testimonio de afecto y eterna gratitud por su filantrópico proceder y cívicas virtudes». Murió en Barcelona durante la madrugada del día 11 de diciembre de 1932. Toda la prensa de Xàtiva, sin distinción de matices ni ideologías —desde El Progreso, semanario republicano radical socialista, hasta el católico El Obrero Setabense— publicó sentidas crónicas, ensalzando su labor de mecenazgo en la ciudad y, sobre todo, su humanismo: «el Hombre Bueno». El 15 de mayo de 1935, Xàtiva le hizo un gran homenaje, declarando ese día —y todos los 15 de mayo— fiesta local (Día de Attilio Bruschetti) y dando su nombre al colegio que se inauguró. Los escolares de toda la ciudad entonaron un himno a su memoria, entre cuyos versos se decía: «Don Attilio Bruschetti Mariotti / fue patricio bueno y ejemplar [...]. / Gloria al músico bien laureado / y al filántropo ya malogrado / cuyo credo fue paz y amor». Por sus principios ideológicos y su sentido crítico con el fundamentalismo de la Iglesia Católica española, la dictadura franquista silenció su nombre y lo mantuvo en el olvido. El propio monumento que iba a erigirse en su memoria —obra de Francisco Bolinches, y sufragado por subscripción popular— quedó paralizado. Y continúa siendo una «asignatura pendiente» de la ciudad. La democracia restituyó su figura, divulgando su labor a través de la publicación del libro Homenatge a Bruschetti (Xàtiva: Fundació Pérez-Bruschetti, 1986). Hoy, su recuerdo permanece vivo a través del centro escolar que lleva su nombre —junto al jardín que sufragó— y del Centro de Día Pérez-Bruschetti para Enfermos de Alzheimer. Sus publicaciones (Ciencia práctica de la vida, Catecismo de la obrera, Salvemos a los niños, Ángel femenino, Cuando seas madre, etc., así como numerosos artículos en revistas tales como El Loto Blanco o Teosofía) y parte de su biblioteca particular pueden ser consultados en la Biblioteca Municipal, gracias a la donación hecha a la ciudad por la familia de Samuel Sanchis.

CALIXTO III (1378-1458)

Alfons de Borja, futuro Calixto III, procedía de una familia de condición social modesta y escasos recursos económicos. Su padre, Domènec de Borja, era probablemente el administrador de las tierras que Roderic Gil de Borja —de Xàtiva, miembro de la misma familia pero más rico— tenía en la Torre de Canals. Allí nació Alfons de Borja, el 31 de diciembre de 1378, y fue bautizado en la Seo. Sus padres, buscando el ascenso social de Alfons, le orientaron a realizar estudios en la carrera eclesiástica. Años más tarde circuló una leyenda que contaba que san Vicent Ferrer, en una de sus visitas a Xàtiva, lo conoció cuando Alfons contaba tan sólo con ocho o diez años, y como le pareció que era especialmente inteligente, aconsejó a su familia que cuidaran sus estudios, vaticinando que sería papa y lo haría a él santo. Los primeros estudios los realizó en nuestra ciudad, terminando su formación doctorándose en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Lleida (1413), en donde ejerció como catedrático. En esta misma ciudad fue canónigo, iniciando en esta diócesis su carrera jurídica al servicio de la curia del papa valenciano Benedicto XIII, el mayor benefactor de la Iglesia setabense (elevó la Iglesia Mayor de Santa María —La Seo— a Colegiata). En 1417 entró al servicio del rey Alfonso V el Magnánimo, que lo nombró consejero y después vicecanciller, encargándole complejas y delicadas gestiones administrativas y diplomáticas, las cuales resolvió con éxito, hecho que le permitió importantes ingresos, beneficios y nombramientos eclesiásticos. Pero la gestión que provocó el ascenso fulgurante de Alfons fue su gestión diplomática, ya que consiguió terminar con el Cisma de Occidente (1429), que durante cincuenta años había dividido gravemente la Iglesia católica. El éxito de Alfons de Borja tuvo un premio inmediato y de primera magnitud: el obispado de València, uno de los lugares con más poder y más rentas de la Corona de Aragón. En 1444, a los sesenta y seis años, después de muchos años de servicios a la Corona de Aragón y a la Iglesia, fue nombrado cardenal. Cuando murió el papa Nicolás V, los conflictos de intereses entre los cardenales franceses e italianos, candidatos a la sucesión, fueron resueltos con la elección de Alfons de Borja: un papa neutral, trabajador, con una gran experiencia en la administración y en la diplomacia, y ya mayor (setenta y siete años). Era el 8 de abril de 1455. Tres fueron los grandes intereses de Alfons de Borja, que adoptó el nombre de Calixto III: la independencia del poder papal, la defensa de la cristiandad frente al peligro de los turcos y el enaltecimiento de su linaje. Sus actuaciones papales en el primero de los aspectos fueron encaminadas a fortalecer el poder papal y a pacificar, mejorando las relaciones entre los estados italianos y los enfrentamientos entre las familias aristocráticas y romanas. Sin duda, fue el segundo de sus intereses al que más energías dedicó. Apenas elegido papa proclamó la cruzada contra los turcos, que después de tomar Constantinopla en 1453, sitiaron la ciudad de Belgrado, amenazando Praga y Viena. El papa, con poca ayuda de los príncipes cristianos, enfermo y con pocos recursos, consiguió lo que parecía imposible: la derrota de los turcos (1456) y su avance a través del valle del Danubio —éxito tan decisivo como el que se produjo un siglo después con la batalla de Lepanto, pero no tan valorado por la historia. El tercero de sus intereses —el enaltecimiento de su familia— es el que inició la mala opinión y las críticas alrededor de la familia Borja. Pero no era ninguna novedad que cada papa procurara rodearse de parientes y amigos afines a su persona, y también que repartiera cargos y dignidades entre sus colaboradores y los miembros de su familia (práctica totalmente normal en aquella época y que duró hasta bien entrado el siglo XIX, pero sólo se recuerda que la practicaran Calixto III y, posteriormente, su sobrino Alejandro VI). Este hecho era comprensible y necesario dado que no pertenecía a ninguna familia poderosa —ni italiana, ni romana— y, además, era extranjero. Así, a su sobrino, Pere Lluís de Borja, lo nombró capitán general de las tropas pontificias, prefecto de Roma y gobernador del Patrimonio de San Pedro. Y a Roderic de Borja, hermano de Pere Lluís, lo nombró protonotario pontificio, cardenal —junto a su primo Joan del Milà— y, finalmente, con tan sólo veintiséis años, vicecanciller (1457), el puesto de más peso y responsabilidad de toda la administración central de la Iglesia, dignidad que, debido a su hábil gestión, ya no abandonaría hasta convertirse en papa. El Vaticano, Roma y los territorios de la Iglesia se llenaron de valencianos, catalanes y mallorquines —conocidos con el nombre común de catalani—, que, además de ocupar cargos eclesiásticos y militares, llenaron la administración vaticana, el gobierno de la ciudad de Roma y los más variados oficios y profesiones. El catalán, o valenciano, se convirtió durante cincuenta años en el idioma de la corte vaticana. Para los romanos supuso una auténtica invasión extranjera que generó odios y resistencia. El 6 de agosto de 1458 moría el papa Calixto III, casi a los ochenta años, habiendo llevado el linaje de los Borja desde unos modestos orígenes a lo más alto de la Iglesia. Recuerdo de Calixto III en nuestra ciudad son el retablo de Santa Ana —patrona de los Borja, que instituyeron la ermita del mismo nombre—, en donde aparece representado siendo cardenal —obra de Pere Reixach— para la capilla que la familia tenía en la Colegiata, a la que también regalaron un cáliz y un lignum crucis.

CASTAÑEDA PUJAZONS, Jacinto (1743-1773)

Nació en 1743 en la calle que hoy lleva su nombre (entre las calles Botigues y Corretgeria). Era el más pequeño de seis hermanos de una familia muy religiosa. De ellos, dos más también fueron religiosos: Vicente, sacerdote de la Seo, y Carlos, miembro de la Orden del Carmen, prior del Convento de Xàtiva y historiador (Historia del Convento del Carmen de Játiva, obra fundamental para el conocimiento de la historia de Xàtiva durante la Guerra de Sucesión). Sabemos por sus escritos y los de otros testimonios coetáneos que era una persona atractiva, simpática y de trato abierto, y que tenía unas firmes convicciones y decisiones. Ingresó en la Orden de Predicadores en el Convento de Sant Doménec de Xàtiva (1579), y continuó sus estudios en Orihuela. En 1761 fue aceptado como misionero en el Extremo Oriente, embarcando rumbo a Filipinas, y llegó —casi dos años después— a Manila, en un viaje lleno de dificultades, de peligros y de enfermedades, una auténtica “aventura transoceánica”, propia únicamente de personas inquietas y llenas de ideales. En la capital filipina finalizó sus estudios, fue ordenado sacerdote y lo destinaron a las misiones de China. En Macao estudió el idioma mandarín y, poco después, inició su tarea evangelizadora, socorriendo a los pobres y a los enfermos en un país hostil y que perseguía a los cristianos. En 1769 fue hecho prisionero, cruelmente interrogado y, finalmente, desterrado. Volvió a las misiones y se marchó a Tonkín (actualmente Vietnam), país con unas condiciones ambientales durísimas para un europeo y culturalmente muy distante. Realizó su tarea pastoral de noche, escondiéndose, y —como él mismo dice con gracia— huyendo por piernas para no ser capturado. En 1773 fue hecho nuevamente prisionero y lo metieron en una jaula de castigo —en donde necesariamente tenía que estar agachado—, y allí pasó dos meses. Fue decapitado —con la sonrisa en el rostro y dando gracias a Dios por el beneficio que le había otorgado— el 7 de noviembre, día en el que la Iglesia celebra la festividad de San Jacinto Castañeda, canonizado en 1988 por el papa Juan Pablo II. Tenemos escritos suyos en los que habla del deseo de estar en Xàtiva, en su convento y con sus familiares y amigos, pero explica que es más grande su ideal de ayuda y vocación misionera. Esta actitud altruista y de fidelidad del único santo de la Iglesia de Xàtiva, se recuerda en un altar en nuestra Colegiata.

CEBRIÁN Y VALDA, Francisco Antonio (1734-1820)

Nació el 19 de febrero de 1734, hijo de una de las familias más aristocráticas y antiguas de la ciudad. Estudió en la Universidad de València, doctorándose en derecho civil (1755) y derecho canónico (1759). En ella fue varias veces rector, siendo querido por catedráticos y estudiantes. En 1759 obtuvo por oposición una plaza de canónigo en la Catedral de València. Fernando VII lo llamó a la corte, designándolo patriarca de las Indias, vicario general de los ejércitos, arcediano de Toledo y canciller de las cuatro órdenes militares. En 1816, a los 82 años de edad, Pío VII le concedió el cardenalato. Publicó las obras: Pastoral sobre la devoción al Corazón de Jesús (Valencia: Salvador Fauli, 1807), Carta pastoral al clero secular y regular, y a todos los fieles de su diócesis (Orihuela: Viuda de Santa María, 1815) y diversas pastorales y edictos. Murió el día 10 de febrero de 1820, siendo enterrado en el convento de los capuchinos de Madrid. Entre el legado que donó a la Colegiata de Xàtiva debemos destacar un hermoso cáliz clasicista fechado en 1792, obra del gran platero setabense Bernardo Quinzá.

CERDÁN DE TALLADA, Tomás (1530-1614)

Hijo de una familia de la nobleza local. Se licenció y doctoró en leyes por la Universidad de València, y en 1568 fue nombrado procurador de miserables encarcelados, cargo que ejerció a lo largo de doce años. Felipe II lo designó fiscal del Consejo del Reino de València, más tarde juez de Corte y, finalmente, oidor civil de la real Audiencia de València. El rey Felipe III lo ascendió a regente del Consejo Supremo de Aragón. Publicó las siguientes obras de temática política y jurista: Visita de la cárcel y de los presos (Valencia: Pedro de Huete, 1574), Verdadero gobierno de la Monarquía, tomado por su propio sugeto la conservación de la paz (1581), Veriloquium en reglas de Estado (1604), Repartimiento sumario de la jurisdicción de S.M. en el reino de Valencia (1611) y Discurso en razón de abreviar pleitos (1613). Su obra más importante es, sin duda, Visita de la cárcel y de los presos —obra que dedicó a Felipe II, monarca que lo honró y quiso mucho—, primer libro que se conoce dedicado exclusivamente a este tema. En él criticó las duras condiciones existentes en los establecimientos penitenciarios, los malos tratos de los cuales eran objeto los encarcelados, reglas para edificar cárceles, la defensa gratuita en favor de los acusados pobres y las condiciones que debían tener los alcaldes. Se trata, así pues, de un moderno concepto del preso: hay que reinsertarlo y no sólo condenarlo. Un auténtico tratado moderno de ciencia penitenciaria. En 1593 ingresó en la Academia de los Nocturnos (sociedad literaria valenciana). Sus obras poéticas se encuentran en las Actas de la Academia de los Nocturnos (1591-1594), alguna de ellas publicadas en el Cancionero de los Nocturnos (1905-1906).

CHAIX ISNIEL, Josep (1765-1809)

Nació en Xàtiva el 4 de febrero de 1765, hijo del mercader Esteban Chaix y de Antonia Isniel. Desde bien joven mostró interés por las matemáticas, disciplina que aprendió con su hermano Esteban. Continuó con este estudio con la intención de emprender la carrera militar, pero, gracias a que en ningún momento dejó de destacar y al reconocimiento público que llegaba por parte de los profesores, obtuvo una beca del Ministerio de Estado el año 1789 para continuar su formación en París. Allí progresó considerablemente, hasta el punto de ser seleccionado para acompañar al sabio maestro Méchain, de la Academia de Ciencias de París, hasta Cataluña para medir el arco de meridiano. Dos años después se trasladó a Londres, donde se dedicó íntegramente a la astronomía. En 1799 fue nombrado vicedirector del Real Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos de Estado, hecho por el cual se trasladó a Madrid, donde también empezaría a impartir clases en la que más tarde sería la Escuela de Ingenieros de Caminos y Canales. En estas fechas publicó diferentes libros de matemáticas y un nuevo método de transformación en series de las funciones trascendentes, consistente en llevar a cabo desarrollos por métodos únicamente algebraicos, así como la exposición por primera vez en castellano de la teoría de superficies curvas y del contacto de superficies en el campo de la astronomía. El 22 de septiembre de 1809, poco antes de cumplir 45 años, moría prematuramente Josep Chaix, insigne representante de la Ilustración española —coetáneo de Francisco de Paula y de los hermanos Villanueva-. Xàtiva lo recuerda dedicándole una calle en la zona oeste de la ciudad, próxima a los jardines del Palasiet.

CHOCOMELI CODINA, Antonio ( 1849-1913)

Nació en Xàtiva el 19 de enero de 1849, hijo del rentista monárquico y conservador Antonino Chocomeli García, alcalde de la ciudad entre 1866 y 1868. Estudió derecho, pero su vida estuvo centrada en la literatura. Persona de gran formación y erudición, fue autor de una extensa producción literaria, poco estudiada y muy desconocida, en buena parte por estar dispersa en la prensa periódica. Su obra, plenamente romántica, no estuvo suficientemente reconocida en su época: el Romanticismo estaba en retroceso y la fortuna tampoco lo acompañó. Debemos destacar en él su faceta como poeta, siedo el amor, la belleza, la naturaleza, el sentimiento religioso y la evocación del pasado los temas preferentes de su lírica en obras tales como: En el Gólgota, En homenaje a Llorente, La primavera, la conocida oda A Játiva (ganadora de los juegos florales de 1888, en el tercer centenario del nacimiento de José de Ribera). Su formación le permitió traducir con acierto a los poetas románticos europeos más importantes: Víctor Hugo, Byron, Lamartine, Schiller, etc. Fue también autor de diversas obras teatrales (Don Carlos de Austria, El Encubierto, El recluta, El rayo de sol, El cuarteto de Fausto, etc.) y la novela Celeste (1874), muy considerada en su época, y un libro de cuentos. Diversos problemas personales y su carácter —sensible e introvertido— lo aislaron de los ámbitos literarios los últimos años de su vida. Murió en Chella en 1913.

CHOCOMELI GALÁN, José (1893-1946)

Nació el 13 de septiembre de 1893 en la calle Montcada, hijo de Rafael Chocomeli, poeta y propietario agrícola, y de Fernanda Galán, y sobrino del poeta Antonio Chocomeli. Fue un personaje autodidacta de gran formación cultural. Su condición de hijo de propietario lo inició en su interés por la agricultura (empezó una carrera técnica de ingeniería, que pronto abandonó). Inventó la colmena Tolva, que recibió el segundo premio en la Feria apícola internacional de Lyon (1927), defendiendo la asociación de la apicultura como complemento de la agricultura, de forma que mejorara la polinización y los rendimientos de los cultivos, siendo complemento de las precarias economías del campo valenciano. Su gran interés fue la arqueología, iniciándose en la profesión en las excavaciones de Ampurias, en las cuales tuvo como instructor a su director, el también setabense Emilio Gandía. A partir de entonces compaginó su profesión de maestro nacional con numerosas excavaciones arqueológicas, donde localizó importantes pinturas rupestres e inscripciones ibéricas, destacando el yacimiento de la Ereta del Pedregal (Navarrés). Su trabajo obtuvo como resultado el cargo de secretario general del Instituto de Estudios Valencianos, nombrado por Carles Salvador. Residente en Xàtiva, en el número 14 de la calle Sant Vicent, se fue de ella durante la guerra. Su trabajo en la salvaguardia del patrimonio artístico nacional y local fue muy importante, impidiendo la destrucción y expoliación de numerosas obras durante la guerra civil. Al terminar ésta volvió como agente del Servicio de Recuperación Artística. Fundó la prestigiosa revista Saitabi, fue colaborador del Servicio de Investigación Prehistórica de Valencia, autor de numerosos artículos de investigación y divulgación histórica (sobre Tartessos, Ribera, El Palacio de Pino-hermoso, la industria papelera, etc.), creador del primer Libro de Feria (1945, combinando artículos de divulgación cultural con la programación festiva), descubridor de las pinturas murales de Sant Feliu, director de la Institución de Estudios Jaime y Lorenzo Villanueva, primer director de la Biblioteca Pública Municipal de Xàtiva y delegado provincial del Patrimonio Artístico Valenciano, cargos de los cuales no pudo gozar por su prematura muerte, que ocurrió en 1946.

CIRUJEDA Y ROS, Emilio (184?-1890)

Cursó estudios de Derecho y se doctoró en la Universidad de Valencia, de donde fue profesor. Partidario de la restauración monárquica, participó en el gobierno de Cánovas del Castillo, siendo jefe del departamento de prensa en la Presidencia del Consejo de Ministros, cargo que pronto abandonó por su carácter independiente. Cursó estudios de archivos y bibliotecas y, ya miembro del cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, desempeñó cargos en la Biblioteca Nacional, Biblioteca Universitaria de Madrid y Biblioteca del Ministerio de Fomento. Su inquietud y formación le llevaron también al mundo del periodismo, colaborando en diferentes publicaciones de la época El Imparcial, El Globo, La Tribuna, etc.. El Libro de Feria de Xàtiva de 2016 rescató un interesante artículo suyo, publicado en el diario valenciano El Comercio (núm. 897, de 28-3-1880), en torno a la Semana Santa de Xàtiva, en el que se muestra su formación y profundo y entrañable amor a su ciudad natal… «olvidada por todos los gobiernos». El 26 de octubre de 1890, víctima de una grave dolencia, falleció este ilustre setabense, muy desconocido entre sus conciudadanos, hermano del canónigo José Cirujeda, al que Xàtiva sí honra y recuerda en una de sus calles (entre Carlos Sarthou y Cerdán de Tallada, junto a la Estación de Autobuses).

CIRUJEDA Y ROS, José (1844-1912)

José Cirujeda nació en nuestra ciudad el 10 de febrero de 1844 y falleció en Mogente —en donde buscó reposo y alivio al final de su vida— el 20 de julio de 1912. Fue una persona muy ilustrada —igual que su hermano Emilio Cirujeda, abogado, bibliotecario y periodista— que en su labor sacerdotal se distinguió por su elocuencia y trato delicado y afable. Inició su carrera eclesiástica en la parroquia de los Santos Juanes de Xàtiva, tiempo en el que fue profesor del Colegio Setabense y del Instituto de enseñanza media. Posteriormente fue capellán de Reyes de la catedral de Toledo, canónigo de Ciudad Real, Murcia y Valencia, desempeñando en esta la presidencia del cabildo catedralicio durante veinticinco años. Fue un notable poeta, muy amante de su ciudad y fiel devoto de la Virgen de la Seo, a la que dedicó inspirados poemas publicados en el semanario religioso El Obrero Setabense. Xàtiva honra su memoria en una de sus calles (Canónigo Cirujeda), que enlaza Carlos Sarthou y Cerdán de Tallada, junto a la Estación de Autobuses.

COLOM BELLA, José (1701- )

Pocos datos conocemos de este notario, hijo de una familia de notarios establecida en la calle que lleva su nombre (enlaza las calles Corretgeria y Sant Doménec). Ventura Pascual y Beltrán, en Játiva biográfica, reproduce su partida de bautismo, en la que consta su fecha de nacimiento (30 de enero de 1701), y afirma que ejerció su profesión en Madrid y Algemesí, y que publicó un manual para la práctica de la notaría que tuvo una gran aceptación y del cual se hicieron en poco tiempo dos ediciones: Instrucción de escribanos en orden a lo judicial, fundada sobre las leyes reales y estilo de tribunales ordinarios (Alcalá; José Esparza, 1736; y Madrid: en la Imprenta de la Merced, 1747).

CUENCA PARDO, Vicent (1767-1845)

Fue bautizado en la Seu el 27 de abril de 1767, hijo de Francisco Cuenca, arquitecto setabense –director de las obras de la Seu y del Portal del Lleó-, y de Rosa Pardo, natural de Enguera. Ingresó en el convento de Sant Francesc de Xàtiva en 1783 y tomó los hábitos en Valencia en 1784. Pronto destacó en el oficio paterno y, así, según consta en notas autógrafas, realizó la portada de la iglesia del convento de Sant Francesc de Xàtiva (1786), la sacristía y panteón del convento de Sueca (1787), la sacristía del convento franciscano de Xixona (1795) o la iglesia de Utiel (1795), año en el que es destinado a Xàtiva para ayudar a su padre en la dirección de las obras del campanario de la Seu —realiza los tres primeros cuerpos, hasta que problemas económicos en la construcción del altar mayor obligaron a destinar a éste sus fondos—. En estos años, realizó, a su vez, otros proyectos, como la urbanización de l’Albereda (1795-1800). La importancia de sus obras generó admiración y envidia, y como no tenía titulación tuvo que ir a Madrid (1800), donde obtuvo el título oficial de arquitecto por la Real Academia de San Fernando (1801). Nuevamente en Xàtiva, continuó su actividad: dirección de las obras de la acequia Santa, convento de Sant Doménec, casa De Diego y ermita de Sant Josep; convento de dominicos de Agullent; convento y capilla de la beata Inés de Benigànim; campanarios de las iglesias de La Granja, Aiacor, Llanera y Rotglà; convento de Jesús e iglesia de Sant Francesc de Valencia, etc. En 1806, tras la muerte de su padre, fue nombrado oficialmente arquitecto director de la Seu, después de dirigir, de hecho, las obras del campanario y el retablo mayor (1777-1808). En la dirección de éste siguió el diseño de Pedro Juan Guissart –modificado por Ventura Rodríguez-, y en el que intervinieron los escultores Esteve Bonet y José Gil. Finalitzado en 1808, centró su actividad en la conclusión de elementos de crucero, capillas y naves, aunque no pudo concluir el campanario, las obras del cual, retomadas en 1852, serían acabadas por José Zacarías Camaña en 1877. Fray Vicent Cuenca murió el 11 de mayo de 1845, a los 79 años de edad. Su obra ha sido poco estudiada y valorada por los historiadores del arte, pero estará siempre ligada al edificio más emblemático de la ciudad: la Seu.

DESPUIG, Ausiàs (1423-1483)

El linaje de los Despuig fue uno de los más importantes de Xàtiva en esa época junto con el Borja y Bellvís. Al menos, desde mediados del siglo XIV está documentada su presencia en la ciudad, donde ocuparon durante el siglo XV casi todos los cargos municipales, fundamentalmente el de batle. Ausiàs Despuig fue hijo de Bernat Despuig, batle de Xàtiva (1452-1462) y sobrino de Lluís Despuig, maestre de la Orden de Montesa (1453-1482) y virrey de Valencia. Estudió en la Universitad de Bolonia, igual que Roderic de Borja y Lluís Joan del Milà i Borja. Mantuvo estrechas relaciones con la corte napolitana del rey Alfons el Magnànim y con Alfons de Borja, futuro papa Calixto III. En 1458, a los 35 años, fue nombrado arzobispo de Monreale, en Sicilia. En 1462 actuó como testigo, en Madrid, en la concordia entre les coronas de Aragón y Castilla. En 1473, el papa Sixto IV lo nombró cardenal del título de Santa Sabina y lo envió como legado papal ante el emperador Federico III de Alemania y la Dieta de Frankfurt. Fue gobernador de Roma y, hasta su muerte, uno de los colaboradores más íntimos de Roderic de Borja, vicecanciller de la Iglesia, y, años más tarde, papa Alejandro VI. Murió en 1483, a la edad de 60 años. Sus restos mortales reposan en la Basílica de Santa Sabina de Roma, en la pared lateral de la nave izquierda, junto al presbiterio, en un elegante y sencillo sepulcro de mármol blanco, con una inscripción que comienza con las palabras: “A Ausiàs, el valenciano, el setabense, cardenal de Monreale, de la noble familia de los Despuig, de santa vida…”.

DESPUIG, Lluís (1410-1482)

Los Despuig fueron uno de los linajes más ilustres de Xàtiva: Lluís Despuig fue hijo de Bernat Despuig, batle de Xàtiva y embajador del rey Martí I el Humano ante el papa; Ausiàs Despuig, sobrino de Lluís, fue arzobispo de Montreal, en Sicilia (1458-1483), y cardenal, y otro sobrino, llamado también Bernat Despuig, fue, como él, maestre de la Orden militar de Montesa. Sirvió al rey Alfonso V el Magnánimo (1396-1458), interviniendo valerosamente en la conquista de Nápoles (1442), que pasó a formar parte desde ese momento de la Corona de Aragón. Persona de su confianza, prudente y hábil negociador, fue embajador del Magnánimo en Castilla, repúblicas italianas y en la corte de los papas Nicolás V y del setabense Calixto III, y, con el rey Juan II, embajador en Francia y en la corte del papa Sixto IV. Miembro de la Orden militar de Montesa, fue nombrado maestre de ella en 1453, institución que dirigió durante 29 años hasta su muerte (1482). Siguiendo la tradición de estrecha relación y fidelidad entre la Orden y la monarquía aragonesa, Lluís Despuig apoyó incondicionalmente al rey Juan II durante la guerra civil que asoló Cataluña (1462-1472), donde nuevamente se distinguió como un excelente militar. Su valor e inteligencia en la guerra, la lealtad para con la monarquía, la experiencia y la prudencia en la política, y su integridad humana hicieron de él una persona de gran reputación y crédito, querida y respetada por monarcas y papas. El rey Juan II lo premió nombrándolo virrey y capitán general del reino de Valencia (1472-1478). Cultivó y protegió la poesía. Y su nombre irá por siempre unido a la historia de la imprenta española, pues, siendo virrey de Valencia, convocó un certamen poético (1474) en honor de la Virgen, poesías que después fueron impresas, convirtiéndose en la primer obra literaria impresa en España: Les trobes en lahors de la Verge Maria (Valencia: Lambert Palmart, 1747). Xàtiva queda unida a este incunable español, no sólo en la figura de Lluís Despuig, sino también en la de otros tres setabenses, que participaron en el certamen, de un total de cuarenta: el famoso médico Lluís Alcanyís; Pere Alcanyís, también médico, y Joan del Bosch, ciudadano de Xàtiva.

ESPEJO GIL, José (1827-1890)

Este filántropo y benefactor del patrimonio local nació el 10 de diciembre de 1827 y murió el 14 de febrero de 1890, dejando todos sus bienes para la ayuda de los necesitados y engrandecimiento de Xàtiva. Así, protegió la Escuela Nocturna de Adultos, fundada por el abad José Pla, y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Contribuyó a la construcción de la actual cúpula de la Seo (hundida la anterior en 1884), la nave lateral de la Colegiata, balaustradas de bronce del presbiterio, ábside y coro (destruidas durante la Guerra Civil), capilla del cementerio, ensanche de la Glorieta y monumentos al papa Calixto III (existente en la plaza homónima, también destruida en la contienda) y a José Ribera (plaza del Españoleto). Su recuerdo permanece entre nosotros desde el monumento que fue construido en su memoria, existente en la Glorieta llamada José Espejo.

FERRERES SOLER, Luis (1852-1926)

Nació en Xàtiva el 19 de junio de 1852 en el número 1 de la calle San Vicente. Estudió dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, y en 1871 accedió a la Escuela de Arquitectura de Madrid, obteniendo el título en 1875. Su trayectoria profesional la empezó al lado de Francisco Jareño, trabajando en las obras de la Biblioteca y Museo nacionales. En 1881 fue elegido arquitecto del Ayuntamiento de Valencia. Obras suyas en Xàtiva son la finalización de la Colegiata, de la cual fue el último director de la fábrica, entre 1903 y 1922; la capilla del Cementerio Municipal —comenzada por fray Vicente Cuenca y Pardo, aunque modificando sustancialmente el proyecto inicial— y, en su interior, el sepulcro de José Espejo, y los pedestales de los monumentos dedicados al pintor José de Ribera y al papa Calixto III. Es autor, así mismo, del Matadero Municipal y del Teatro Ruzafa, en Valencia; el Hospital de Alginet, y planes de ensanche de Valencia y Gandía. Fue académico y consiliario de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Murió el 31 de diciembre de 1926.

FRANCO, Francisco (S. XVI)

Desconocemos la fecha de nacimiento y la muerte de este médico. El erudito y bibliógrafo Nicolás Antonio, en su obra Biblioteca Hispana (1672-1696), nos dice que nació en nuestra ciudad. Estudió medicina en la Universidad de Alcalá de Henares, donde ejerció la docencia hasta 1543. Posteriormente fue médico de cámara del rey Juan III de Portugal y profesor en la Universidad de Coimbra. Después de viajar por Europa, fijó finalmente su residencia en Sevilla, donde obtuvo la primera cátedra de Medicina y logró una gran reputación profesional. Allí, después de muchas relecturas y correcciones publicó dos obras: Libro de las enfermedades contagiosas y Tractado de la nieve y del uso della, obras de cotizada rareza. Hay que señalar en sus escritos una gran prudencia, capacidad de observación, independencia de criterio (frente a la costumbre de sangrar a un enfermo, la práctica de suministrarle abundante y buena comida) y sugestivo sentido del humor (frente al remedio de ungüentos para evitar la peste, la práctica de huir “y no muy cerca, sino lexos”). Son de gran interés en sus obras las numerosas anécdotas y observaciones sacadas de su propia experiencia.

GANDÍA ORTEGA, Emilio (1866-1939)

Nació el 23 de enero de 1866, hijo de una modesta familia de labradores con cinco hijos. Su madre murió cuando él era pequeño, por lo que estuvo criado en casa de su hermana mayor. En 1886, con 20 años, marchó a Barcelona, ​​muy posiblemente en busca de las oportunidades laborales generadas al calor de la Exposición Universal de 1888 (en un momento de profunda recesión económica de nuestra ciudad). En Barcelona realizó el servicio militar, destinado como ordenanza en casa del marqués de Alella. Este, cuando se licenció en el ejército, lo recomendó para trabajar en el Ayuntamiento de Barcelona, ​​donde realizó diferentes trabajos subalternos en el Palacio Real de la Ciudadela —hoy sede del Parlamento—, del que fue posteriormente conserje (1899), conservador (1901) y, cuando en él se creó el Museo de Arte y Arqueología, primer conservador de este museo (1903). La figura de Emilio Gandía está ligada fundamentalmente a las tareas de excavación de la ciudad grecorromana de Ampurias entre 1908 1 1937, que detalló de manera cuidadosa, razonada y precisa en sus Diarios de excavación, la obra magna escrita de Emilio Gandía. En estas campañas de excavación llevó la responsabilidad directa y la dirección efectiva de los trabajos de campo —con el cuaderno en una mano y la paleta en la otra—, bajo la dirección primero de Josep Puig i Cadafalch y, más tarde, de Pedro Bosch Gimpera. A lo largo del primer tercio del siglo XX, se le encargaron numerosas misiones arqueológicas y trabajos relacionados con el patrimonio cultural de Cataluña, entre las que cabe destacar las campañas de recuperación de las pinturas románicas del Pirineo (1919-19213), con el arranque y traslado al Museo de Barcelona de las pinturas murales (San Clemente y Santa María de Taúll, San Juan de Bohí...); así como su participación en la instalación y adecuación del Museo de Arte de Cataluña y del Museo de Arqueología de Cataluña. En 1928 participó activamente en la creación del Servicio de Investigaciones Arqueológicas de la Diputación de Valencia, por lo que fue nombrado conservador honorario del Museo de Prehistoria de Valencia. Fue un personaje muy importante en el nacimiento de la arqueología y museología catalanas —por la magnitud de su tarea realizada y por la incorporación de pautas de modernidad de trabajo que han perdurado muchos años—, pero la importancia de sus colaboradores (Puig y Cadafalch, Folch i Torres, Bosch Gimpera, Almagro, etc.), su procedencia y condición social y su formación autodidacta —sin titulación universitaria— fueron circunstancias que minimizaron la importancia de su obra en el contexto cultural de Cataluña en el primer tercio del siglo XX. Desde Cataluña, la Asociación Memorial Emilio Gandía está luchando para reivindicar la figura de este setabense —tan desconocido en nuestra ciudad—, infatigable trabajador, metódico y autodidacta. Recientemente, la importancia de su obra ha sido puesta de relieve con la publicación colectiva Emili Gandia i la conservació del patrimoni cultural a la Catalunya del començament del segle xx.

GIMENO REGNIER, Eugenio (1848-1920)

Este insigne artista setabense nació en 1848. Realizó sus estudios en la Academia de San Carlos de Valencia. Toda su vida estuvo presidida por un perseverante esfuerzo por destacar en el mundo de la pintura. Sin embargo, a pesar de que tuvo muchas menciones honoríficas en diferentes exposiciones (Valencia, 1867, 1883 y 1889; Zaragoza, 1868 y 1908; Ciudad Rodrigo, 1900; Granada, 1902; Madrid, 1889, 1902, 1904, 1906, 1908 y 1913; etc.), no fue la pintura el género al que debió su sustento, sino el mundo editorial, en el que trabajó cuarenta años. En 1978 entró a formar parte de la prestigiosa editorial Montaner y Simón (Barcelona). En ella ilustró, entre otras, la Historia de España, de Modesto Lafuente, la Historia general de América, de Pi y Margall, y el semanario La Ilustración Artística. Posteriormente trabajó en la editorial Espasa y Compañía, y en ella ilustró Los dioses de Grecia y Roma, El Mundo Ilustrado, Gil Blas de Santillana, Cristóbal Colón, la Sagrada Biblia, La vida de San José, la Historia general de Méjico, etc. En 1906 fue nombrado conservador de la iglesia magistral de Alcalá de Henares, en donde permaneció tres años. Finalizó su vida profesional en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, de donde fue profesor de Dibujo litográfico y Grabado hasta su muerte, ocurrida en 1920. Cuenta Ventura Pascual y Beltrán (Játiva biográfica, 1931, t. 3, p. 85) que entre sus notas personales se halló una copia manuscrita de la real orden de 12 de mayo de 1919, por la que se nombraba la Junta de Patronato del Museo de Bellas Artes de nuestra ciudad. El Museu de l’Almodí cuenta entre sus fondos dos obras de este insigne artista.

GOZALBES ARANDA, Francisco ( -1964)

Inició su carrera empresarial desde abajo, como botones del Círculo Mercantil. Durante su servicio militar en Madrid contactó con el capitán Ezequiel Selgas, miembro de una familia influyente y adinerada que tenía en Xàtiva varios negocios y una residencia ajardinada que conocemos como “el Palasiet”. Francisco llegaría a convertirse en el chófer de doña María Marín de Selgas, la madre del capitán Ezequiel, que residía en el Palasiet. La confianza de la familia Selgas en su empleado permitió que Francisco Gozalbes llegara a convertirse en el representante al frente de sus negocios en la ciudad, como por ejemplo el Hotel Españoleto y el Garaje Alameda. Precisamente estos edificios se encuentran en la Avenida de Selgas, situada en la Alameda, entre la Fuente del León y la plaza de Toros. Al amparo de los Selgas, Francisco pudo formar su propia fortuna personal y realizó en varias ocasiones gestos de mecenazgo en la ciudad. Así, contribuyó en la construcción del parque de Selgas-Marín y prácticamente financió la mitad del colegio público Gozalbes – Vera. Las obras del primer colegio se llevaron a cabo durante 1963-1964; pero el benefactor no llegaría a asistir a la inauguración porque murió aquel año. El centro escolar lleva su apellido y el de la mujer, Milagros Vera. La calle peatonal situada junto al colegio y que conecta el jardín Selgas con la calle del Académico Maravall también recibe el nombre de Francisco Gozalbes en homenaje a su nombre.

IBN ‘AT, Abu ‘Umar (1148-1212)

Ibn ‘At al-Satibí, Abu ‘Umar (1148-1212). Las fuentes bibliográficas nos dan a conocer una extensa lista de maestros con los que aprendió, prueba de la dedicación y talla intelectual de Ibn ‘At. Estudió, entre otros, con su padre, Abu Muhammad ibn ‘At, alfaquí, cadí y miembro del consejo consultivo de la ciudad, y con Abu Bakr ibn Mugawir (1108-1191), tradicionista y experto en literatura, lengua y poesía árabes. Emprendió viaje a Oriente (Alejandría, La Meca, Damasco, Mosul) para cumplir con el precepto coránico de peregrinación, y, junto con el deber religioso, aprender de los sabios orientales, ampliando así sus conocimientos. Su sabiduría lo convirtió en una persona respetada y venerada, y así lo reflejan las fuentes documentales de la época al decir que era el orgullo de la ciudad de Xàtiva. Numerosos fueron sus discípulos. Sus biógrafos hablan de él como uno de los tradicionistas más importantes en la transmisión de hadices, memorizador, conocedor de las bellas artes y estimado por los emires almohades, que le tuvieron gran consideración y escucharon siempre su consejo. Sus estudiosos son unánimes en destacar de él su extraordinaria capacidad memorística y ser pieza fundamental del florecimiento del movimiento ascético en la Xàtiva del siglo XII. Su vida —presidida por la honradez, altruismo, extrema piedad y austeridad— culminó con su participación en la batalla de Las Navas de Tolosa, convirtiéndose en mártir al morir luchando contra los reinos cristianos el 16 de julio de 1212 en esa célebre contienda, símbolo de la caída del poder almohade en al-Ándalus.

IBN AL-YANNAN, Abu l-Walid (1219-1276)

Ibn al-Yannan, Abu l-Walid (1219-1276). Xàtiva, ciudad de gran tradición en el estudio de las ciencias islámicas, fue también cuna de poetas: Ibn al-Yannan nació en el seno de una aristocrática familia, en la que, además de cultivadores de este género literario, sobresalieron secretarios y cancilleres. Se desconocen datos sobre su estancia en nuestra ciudad. Muy probablemente abandonaría Xàtiva, como tantos otros conciudadanos, cuando el rey Jaume I la conquistó en 1244. A través de sus biógrafos sabemos que residió en Alepo, El Cairo y Damasco. Persona versada en todo tipo de ciencias, destacó en la gramática, siendo, así mismo, un excelente y afamado poeta, renovador de la poesía amorosa. Su instrucción y buen carácter le dio tal fama que el soberano sirio al-Nasir lo llamó a su corte. Dio clases en la madrasa de Damasco y entabló relación con los más importantes intelectuales de la época.

IBN FIRRUH, Abu l-Qasim (1142-1194)

Ibn Firruh al-Ru’ayni al-Satibí, Abu l-Qasim (1142-1194). Recibió su primera formación en nuestra ciudad, en donde aprendió lecturas coránicas de su padre, Abu ‘Abd Allah, y su tío Abu Yafar. Más tarde se trasladó a Valencia, en donde estudió derecho. Viajó a Oriente para cumplir con el precepto coránico de peregrinación, y amplió sus conocimientos en Alejandría. Se estableció en El Cairo, en donde impartió docencia en ciencias religiosas. Considerado uno de los lectores del Corán (almocrí) más importantes de su tiempo, fue también renombrado alfaquí (sabio en ley islámica) y gran conocedor de la lengua árabe. Su prodigiosa memoria le permitió aprender varias obras especializadas en comentarios del Corán. Entre las que escribió sobresale Hirz al-amani, poema didáctico, adaptación de algunos capítulos del Corán, poema conocido como al-Satibiyya (“la setabense”, u “obra de al-Satibí”), objeto de numerosas copias y comentarios y considerado uno de los principales textos sobre lecturas coránicas. Abu l-Qasim ibn Firruh es el imán al-Satibí, que figura en millones de ejemplares del Corán. Su formación, escritos, docencia y forma de vida austera y piadosa le hizo alcanzar una aureola de santidad. Su tumba, en El Cairo, considerada fuente de protección divina, continúa siendo punto de peregrinación.

IBN MUFAWWIZ, Abu Bakr Muhammad (1070/1071-1111)

Ibn Mufawwiz al-Satibí, Abu Bakr Muhammad (1070/1071-1111). Perteneció a una destacada familia en la que muchos de sus miembros sobresalieron en el estudio de las ciencias y jurisprudencia islámicas. Experto en tradiciones proféticas, destacó también en el conocimiento de la lengua, literatura y poesía árabe, teniendo entre sus maestros a su tío Abu l-Hasan Tahir ibn Mufawwiz y a al-Sadafi, destacados personajes de la ciudad, y, entre sus amigos, a Ibn Jafaya, el gran poeta de Alzira (1059-1139). Tal fue el prestigio que alcanzó en su época que impartió docencia en la mezquita de Córdoba. Entre sus obras se cuenta un opúsculo en respuesta a un escrito del gran polígrafo cordobés Ibn Hazm, que escribiera en nuestra ciudad El collar de la paloma, obra cumbre de la poesía andalusí.

IBN MUGAWIR, Abu Bakr (1108-1191)

Ibn Mugawir al-Satibí, Abu Bakr (1108-1191). Los Mugawir fueron una familia establecida en nuestra ciudad en el siglo XI, destacada por la religiosidad de muchos de sus miembros. Abu Bakr tuvo por maestros, entre otros, a su padre —Muhammad ibn Mugawir, ilustre alfaquí, estudioso de tradiciones proféticas y literatura— y a al-Sadafi, uno de los más prestigiosos sabios de la época. Al igual que otros miembros de su familia, destacó en el conocimiento de la jurisprudencia islámica, llegando a ser secretario de cancillería de emires y gobernadores, siendo proverbial la alta consideración que obtuvo entre ellos. Sus biógrafos lo consideran un estimado literato, destacando su obra poética, de la que solo conservamos unos pocos poemas, recopilados por antólogos medievales y publicados por Teófilo Gallega Ortega en su obra Poetas árabes de Xàtiva (1996).

IBN SURAQA, Muhammad (1196-1264)

Ibn Suraqa al-Satibí, Muhammad (1196-1264). Vivió su juventud durante la decadencia del poder almohade, producida por la derrota de Las Navas de Tolosa (1212), que generó la aparición de pequeñas taifas en permanente inestabilidad. Ya antes de la conquista de Xàtiva por Jaume I (1244) marchó a Oriente, al igual que su compatriota Ibn Yannan, buscando una mayor formación en tradiciones proféticas. Estudió en Bagdad, Alepo y El Cairo, en donde impartió docencia hasta su muerte (1264). Las fuentes biográficas lo describen como uno de los imanes más célebres de su época por sus grandes conocimientos de ciencia religiosa y por su nobleza de carácter. Escribió numerosas obras sobre jurisprudencia y ciencias islámicas siendo también un estimado poeta sufí.

IBN YUBAYR, Abu l-Husayn (1145-1217)

Ibn Yubayr al-Kinani al-Satibí, Abu l-Husayn (1145-1217). Nació el primer día de septiembre de 1145 en el seno de una familia de clara ascendencia árabe, los Kinana. Algunas fuentes afirman que nació en Valencia, pero Teófilo Gallega (Poetas árabes de Xàtiva, 1996; Enciclopedia de la cultura islámica, 2009), arabista de reconocido prestigio, se inclina más por su nacimiento en nuestra ciudad. En ella se estableció su padre, que era notario, y en ella pasó Ibn Yubayr su infancia y juventud, y recibió su primera instrucción. Desconocemos a qué edad abandonó Xàtiva. Su mejor biógrafo, al-Marrakusi, afirma que se estableció en Jaén y, más tarde, en Granada. Realizó estudios de lengua árabe y pronto destacó por sus conocimientos de jurisprudencia, tradiciones islámicas y, sobre todo, su talento poético, lo que le permitió acceder al cargo de secretario del gobernador de Ceuta, hijo del emir almohade ‘Abd al-Mumin, así como de otros gobernadores, en Granada. En 1183 inició, desde esta ciudad, su viaje a Oriente para cumplir con el precepto islámico de peregrinación a La Meca, abandonando una prometedora carrera en la cancillería almohade. Visitó las ciudades santas de La Meca y Medina, y marchó después a Bagdad, Mosul, Alepo y Damasco, ciudades en las que amplió su formación y aprendió de sabios, ascetas y sufíes. Este viaje, de más de dos años de duración, fue descrito posteriormente en su obra Rihla. Transcurridos cuatro años, inició su segundo viaje a Oriente (1188-191). A su regreso residió en Granada, Málaga, Fez y Ceuta, ciudades en las que se dedicó a la enseñanza, extendiéndose su fama ya no solo por su sabiduría, sino también por sus virtudes. En 1205 falleció su mujer, ‘Atika, infortunio que le predispuso a emprender su tercer y último viaje a Oriente. Tras visitar La Meca se estableció en Alejandría, en donde se dedicó hasta su muerte (1217) a la enseñanza de las tradiciones islámicas. La historiografía moderna ha elogiado principalmente la figura de Ibn Yubayr por la trascendencia de la Rihla, relato —en bella y clara prosa— de su primer viaje, y una de las principales fuentes documentales para el conocimiento del Oriente Medio del siglo XII, siendo también modelo de un nuevo género literario que alcanzaría gran desarrollo. Sin embargo, los críticos árabes medievales destacaron de nuestro conciudadano su excelente obra poética, hoy en buena parte extraviada. En ella criticó la filosofía racionalista de al-Farabi, Avicena y Averroes; reflexionó sobre la condición humana, ante la pérdida de valores como la sinceridad y la amistad y el deterioro del ideal de confraternidad de la comunidad islámica, y afloró su profunda religiosidad y nostalgia hacia su tierra. Todos sus biógrafos coinciden en destacar de Ibn Yubayr —el setabense, quizás, más universal de época islámica— su sabiduría, virtud y talento literario. Falleció en Alejandría el 29 de noviembre de 1217 a la edad de 72 años.

JOAN , Honorato (1507-1566)

Vicente Ximeno afirma que nació en València, pero en Elogios del ilustrísimo y eruditísimo varón don Honorato Joan (Valencia: Jerónimo Vilagrasa, 1659), recopilación de escritos realizada por Antonio Joan de Centelles, sobrino suyo, afirma que es natural de Xàtiva; opinión que comparte el propio Viciana. Sus padres, Gaspar Joan y Leonor Escrivà, pertenecieron a la nobleza local setabense, siendo el primero, miembro de la aristocrática familia Joan, apellido posteriormente castellanizado en Juan. Estudió en Lovaina, teniendo por profesor a Luis Vives con el cual adquirió profundos conocimientos de latín y griego, filosofía, matemáticas, jurisprudencia e historia. Esta preparación, junto a una gran prudencia, exquisita conversación, acertado juicio y agradable aspecto lo hicieron digno del aprecio de las personas más cultas y poderosas de la época. Se dedicó posteriormente a la milicia al servicio de Carlos V, a quien acompañó en varias expediciones, pero su formación humanística lo llevó a formar parte del grupo de consejeros del emperador. Ayudó en la formación de Felipe II, quien lo designó en 1554 maestro de su hijo, el príncipe Carlos. De edad avanzada ingresó en el estado eclesiástico, y en 1564 fue nombrado obispo de Osma, donde murió el día 30 de julio de 1566. Sus restos mortales descansan en la catedral de la ciudad soriana. Conocemos de él las obras: Cathecismus, Abecedario vertido al castellano de los vocablos lemosines, Discursos políticos y diversas cartas.

LACALLE FERNÁNDEZ, Ángel (1901-1974)

Nació en Soria en 1901, donde cursó sus estudios de bachillerato. Prosiguió su formación académica en Madrid, ciudad en la que estudió Filosofía y Letras y en la que conoció y mantuvo amistad con Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Pedro Laín Entralgo, etc. Obtuvo por oposición una cátedra de instituto (1928), de Lengua y Literatura, siendo sus primeros destinos Manresa, Soria y posteriormente Valencia. Finalizada la Guerra Civil fue represaliado por el gobierno franquista y estuvo cesado durante cuatro años. En 1943 se incorporó a su cátedra siendo destinado al Instituto José de Ribera de Xàtiva, donde ejerció con entusiasmo la docencia durante 25 años. Se jubiló en 1971 en el Instituto Sorolla de Valencia. De su obra escrita hay que destacar sus manuales Gramática española e Historia de la literatura española —reeditados en numerosas ocasiones y presentes en la mayoría de los institutos de bachillerato hasta los años sesenta—, así como gran cantidad de antologías literarias, perfiles costumbristas de la vida española, ensayos, colaboraciones periodísticas y escritos epistolares con literatos e intelectuales de la época. Su archivo personal y profesional se halla depositado desde el año 2003 en la Biblioteca Valenciana. La huella de su labor docente en Xàtiva fue muy intensa por su erudición y humanismo, contagiando su amor por la literatura a cuantos tuvieron la suerte de ser alumnos suyos. Nuestra biblioteca fue escenario —a petición de su bibliotecaria, Lidia Sarthou Vila— en diferentes ocasiones de sus conferencias con motivo del Día del Libro. Y en 2008, un artículo periodístico suyo fue incluido en la antología literaria Xàtiva en la literatura, editada por la Biblioteca Municipal, que cuenta, entre los fondos bibliográficos de su sección local, con diversas obras suyas. Xàtiva honra su memoria con el nombre de la calle Catedrático Ángel Lacalle, que discurre junto al instituto en el que impartió sus clases.

MALUENDA, Tomás (1566-1628)

Nació en Xàtiva en mayo de 1566. Estudió gramática, lógica y filosofía en la Universidad de València. En 1582 tomó el hábito de dominico en el convento de Llombai, desde donde mantuvo contactos epistolarios con intelectuales de la época. Fue autor de refutaciones teológicas contra Calvino cuando sólo tenía 22 años. A petición del cardenal César Baronio fue llamado por el general de los dominicos, Jerónimo Xavierre, a la Curia romana para continuar su obra de historia de la Iglesia —Annales ecclesiasticis—, trasladándose por tal motivo a Roma en 1601. Allí contrajo íntima amistad con el docto Isidoro Aliaga, años después arzobispo de València. Por encargo del papa Clemente VIII trabajó en la reforma del Misal y el Brevario, haciéndose la primera impresión de la obra en Roma en 1603. En 1605, la Sagrada Congregación del Índice le encargó, junto con los doctos cardenales Baronio y Belarmino, que corrigiera los errores de los amanuenses y de la prensa, de la Biblioteca de los Santos Padres que Margarine de la Bigne, teólogo parisino, había publicado en París en el año 1589 en nueve grandes volúmenes, encargo que cumplió con rigor y brevedad. En 1608, Isidoro Aliaga fue nombrado provincial de Aragón y nombró a Maluenda vicario provincial suyo, motivo por el cual volvió a España. Por noviembre del referido año, Aliaga fue nombrado obispo de Albarracín, y Maluenda se quedó en el convento de Predicadores de València, en el cual trabajó como historiador y profesor de Biblia. En 1610 tuvo que ir a Madrid llamado por Bernardo de Rojas —inquisidor general, cardenal y arzobispo de Toledo— para examinar y confeccionar el Índice de libros prohibidos, que se publicó en Madrid el año 1612. Trasladado Aliaga al arzobispado de València, lo nombró su consejero. En los últimos años de su vida inició una nueva versión en hebreo de la Biblia, obra que no llegó a terminar. La mayoría de sus manuscritos se conservan en la Biblioteca de la Universidad de València. A parte de las obras mencionadas debemos destacar: De Anticristo libri IX (1604), Vida de San Pedro Mártir (1613) y Comentarios a los capítulos 2 y 3 del Génesis, así como su obra manuscrita Descripción de las antigüedades de Xàtiva. Murió a los sesenta y tres años de edad en mayo de 1628.

MANCHÓN, Antonio (s. XIX)

Desconocemos las fechas de nacimiento y muerte de este grabador setabense del siglo XIX. Sabemos que realizó estudios de dibujo, pintura y grabado en la Escuela de Bellas Artes de València, ciudad en la que trabajó en el taller de Carlos Capuz, con el que aprendió a tallar en boj. Amplió sus estudios en Barcelona, París —donde fue discípulo del grabador francés Trichon— y Londres. Se estableció, finalmente, en Madrid en donde desarrolló una intensa actividad como xilógrafo en la década de los sesenta y setenta en revistas como El Museo Universal, La Ilustración Republicana, La Ilustración Gallega, La Ilustración de Madrid, La Ilustración Española y Americana y Arte de España. Colaboró como ilustrador en gran cantidad de novelas populares y de costumbres (La plegaria de una madre, Abelardo y Eloísa, Lucrecia Borja, La mujer adúltera, Los desheredados, etc.), así como en trabajos en aucas, viñetas y orlas. Hay que destacar, sobre todo, las ilustraciones que realizó para el Quijote editado en 1868 por Manini en Madrid.

MARAVALL CASESNOVES, José Antonio (1911-1986)

Nació el 12 de junio de 1911. Estudió el bachillerato en nuestra ciudad, y obtuvo posteriormente la licenciatura en Filosofía y Letras, Derecho y Ciencias Políticas y Económicas. Son numerosos los méritos y cargos que consiguió a lo largo de su vida. La enumeración de algunos de ellos permitirá aproximarnos a valorar la importancia de su talla intelectual: catedrático de Derecho Político y Teoría de la Societad, en la Universidad Complutense (1946-1949); director del Colegio de España de la Universidad de París (1949-1954); catedrático de Historia del Pensamiento Político y Social de España, en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid (1955); catedrático asociado de la Universidad de la Sorbona (1969-1971); profesor de la Universidad de Minnesota (1978-1981); miembro, desde 1963, de la Real Academia de la Historia; presidente de la Asociación Española de Ciencias Históricas (1969-1974); miembro de gran cantitad de organizaciones y colaborador de innumerables revistas nacionales e internacionales (Hispanic Society of America, Hispanic Review, Bulletin Hispanique, Cuadernos Hispanoamericanos, Revista de Occidente, Revista de Estudios Políticos…); participante en numerosos cursos, congresos y conferencias de todo el mundo, y doctor honoris causa de las universidades de Tolosa y Burdeos. Es, así mismo, autor de casi una treintena de libros y dos centenares de artículos especializados en temas medievales y aspectos del pensamiento de los siglos XVI al XX, destacando de manera especial: El concepto de España en la Edad Media (1954), Velázquez y el espíritu de la modernidad (1960), Las Comunidades de Castilla, una primera revolución moderna (1963), El mundo social de La Celestina (1964), Antiguos y modernos (1966), Estado moderno y metalidad social (1972), La cultura del Barroco (1975), Utopía y contrautopía en “El Quijote” (1976), La literatura picaresca desde la historia social (1986), etc. La importancia de José Antonio Maravall es tal que el historiador Miguel Batllori lo consideró –por su aportación a la historia del pensamiento– como uno de los dos grandes innovadores, en el siglo XX, de la historia general de España, junto a Jaime Vicens Vives, opinión compartida por historiadores de la categoría de John Elliott. Su interés por la historia no fue un mero deseo de erudición, sino de un interés vivo por conocer y comprender el mundo a través de la investigación objectiva, pero apasionada. Toda la vida profesional de Maravall transcurrió fuera de Valencia, pero su pertenencia a su país de origen y a su ciudad natal no fue un simple hecho anecdótico, sino, com el mismo dijo, una “experiencia vital”, “elemento de destino” que conformó su personalidad. El amor a su tierra siempre estuvo presente en él. Así, en 1985, poco antes de morir manifestó una de las más bellas frases nunca dichas sobre nuestra ciudad: “Vivir en Xàtiva era revivir el mito del centro del mundo”. Ese mismo año remitió a nuestra Biblioteca Municipal diversos libros suyos en su deseo de que se guardara en ella memoria de su obra historiográfica. Xàtiva recuerda y honra la memoria de este humanista moderno —de trato amable y cortés, e incansable activitad investigadora y docente— en la calle Académico Maravall, que discurre entre la Bajada del Carmen y Gonzalo Viñes. (Fotografia de Manuel Escalera, El País, 13/12/2006)

MARTÍ Y MORA, Francisco de Paula (1761-1827)

Nace el 22 de abril de 1761 en la plaza de San Miguel, en la casa que hoy lleva el número 15. Sus primeros estudios los realiza en Xàtiva. En València aprendió el arte del grabado con el maestro Monfort en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde fue en 1786 premio de honor. En 1791 formó parte de la Academia de San Fernando de Madrid. Posteriormente fue socio de mérito y secretario de la Sociedad Económica Matritense, y en 1811, grabador de la Imprenta Real. Muchas son las obras que realizó como grabador. Entre las referidas a Xàtiva debemos mencionar: el Altar Mayor de la Colegiata (1819), la Virgen de la Seo (1785), Nuestra Señora de la Consolación (1821) y la Vida y martirio de fr. Jacinto Castañeda (1796). De su obra como grabador debemos destacar también las portadas y láminas que ilustran las diferentes ediciones de sus libros; el alfabeto manual de sordomudos; retratos de gran cantidad de personajes españoles, conservados en la Sección de Estampas de la Biblioteca Nacional; láminas de la Arquitectura, de Palladio (1797); la Biblia, del padre Scío (1791); ilustraciones para la obra conmemorativa de la exaltación al trono de Carlos IV (1797), etc. Conocedor de la técnica de la escritura abreviada a través de la obra Stenografía, de Samuel Taylor, la adaptó a la gramática castellana. Así, en 1800 publicó Stenografía o Arte de escribir abreviado, y en 1803, su obra más importante, Tachigrafía castellana o Arte de escribir con tanta velocidad como se habla y con la misma claridad que la escritura común. En 1808 publicó Poligrafía o Arte de escribir en cifra de diferentes modos, y, en 1833, ya póstumamente, Taquigrafía de la música o Arte de escribirla sin usar del pentagrama. Es también autor de Compedio del año 1806 (1805) y Compedio del año 1807 (1806), consideradas las primeras agendas de bolsillo publicadas en España. Fue persona de gran erudición en lengua latina y conocimientos de inglés, italiano y francés. Sus inquietudes literarias lo llevaron a escribir algunas obras dramáticas como El día dos de mayo en Madrid (1813), La Constitución vindicada (1813), El mayor chasco de los afrancesados (1814), El hipócrita pancista (1820), etc., siendo de especial interés la primera de ellas por su valor documental, ya que fue testigo directo de los hechos. La capacidad de invención e ingenio de Martí tuvo también expresión en la mejora de la pluma-fuente o estilográfica, diseñada con el objeto de mejorar el sistema taquígrafo y conseguir mayor velocidad, invento que sería difundido en 1835 por los fabricantes ingleses Schaeffer y Parker. [img_assist|nid=114|title=|desc=|link=none|align=center|width=450|height=300] Los escritos y testimonios que conocemos de ellos nos muestran una persona polifacética y emprendedora; hombre de mediana estatura, más bien delgado, de mirada vivaz, inteligente, incansable en el trabajo y afable con los alumnos de su Escuela de Taquigrafía en Madrid. Con poca salud, marchó por prescripción médica a Lisboa para tomar los baños en Caldas de la Reina. El 8 de julio de 1827 murió en la capital lisboeta, donde se encuentran ilocalizados los restos de este setabense, grabador, escritor y fundador de la taquigrafía hispana. En su casa natal una lápida conmemorativa nos recuerda su memoria con estas palabras: EN ESTA CASA NACIÓ, EL DÍA 22 DE ABRIL DE 1761, EL ILUSTRE PATRICIO D. FRANCISCO DE P. MARTÍ Y MORA, INVENTOR DE LA TA- QUIGRAFÍA ESPAÑOLA Y DE LA PLUMA ESTI- LOGRÁFICA. SUS DISCÍPULOS, EN PRUEBA DE RECONO- CIMIENTO Y VENERACIÓN, AL CUMPLIRSE EL PRIMER CENTENARIO DE SU FALLECIMIENTO. 8 DE JULIO DE 1927

MARTÍNEZ BELLVER, Enrique (1875-1923)

Benefactor de la enseñanza en la ciudad, nieto del impresor Blai Bellver y sobrino de Blas Silvino Bellver. En 1906 contrajo matrimonio con Amparo Acuña, sin que la pareja dejara descendencia. Enrique trabajaba en la papelería/imprenta familiar de la calle Vallés, que llegó a dirigir al final de su vida, ya que murió prematuramente en 1923. El impresor dejó sus bienes en usufructo (los tres inmuebles de la calle Vallés) a la viuda. El testamento ordenaba que al fallecer la esposa estas posesiones fueran vendidas, y con el capital obtenido, se construyese un colegio público con su nombre. Amparo murió en 1937. Al concluir la guerra los albaceas iniciaron las gestiones para cumplir la voluntad expresada en el legado. De este modo, el mecenazgo póstumo de Enrique Martínez Bellver hizo posible la construcción del colegio público Martínez Bellver. Con los fondos obtenidos de la herencia el Ayuntamiento compró un huerto cerrado de más de 13000 m2 sito en la calle de Caputxins. Además de la construcción del centro escolar, una parte del solar permitió contar con una calle nueva de más de 12 metros de ancho que se llamó de Ventura Pascual. En 1959 se iniciaron los trabajos previos a cargo del arquitecto Javier Goerlich Lleó. En 1961 se iniciaron las obras que se llevaron a término en el plazo de un año. Fue inaugurado en 1962. Constaba de dos secciones separadas por sexos, con cinco unidades para las niñas y cinco para los niños. En 1963 se añadió un comedor escolar en el extremo sur del patio masculino.

MILÀ I BORJA, Lluís Joan del (1432-1507)

Nació en 1432, hijo de Joan del Milà y Caterina Borja, hermana de Alfons de Borja, futuro papa Calixto III. Los Milà, igual que los Borja, fueron una familia de ciudadanos documentada en Xàtiva, al menos, desde el siglo XIV. A mediados del siglo XV aparecen ya como caballeros, ocupando cargos en la ciudad y en el entorno de Alfons el Magnànim y Alfons de Borja. Es así como la rentas eclesiásticas y la influencia política fueron la base de su ascenso social, igual que el de sus parientes Borja. En 1447, a los 15 años, fue nombrado canónigo de la Colegiata de Xàtiva, y en 1450, deán. En 1455 fue designado obispo de Segorbe-Albarracín por su tío, el nuevo papa Calixto III. Ese mismo año estaba ya en Roma, y poco después era enviado por este a Bolonia, donde estudió Derecho junto con su primo hermano Roderic, futuro papa Alejandro VI. El 1456 fue nombrado cardenal con el título de los Cuatro Santos Coronados, el mismo que había llevado el propio papa. Cuando murió Calixto III (1458), volvió a su diócesis de Segorbe; y, más tarde, el nuevo pontífice, Pío II, lo trasladó al obispado de Lérida. Fue proverbial la riqueza del cardenal Milà, hecho que le permitió comprar, en 1471, la baronía de Albaida, que el rey Juan II elevó poco después a condado. De sus relaciones con Angelina Ram, tuvo varios hijos, uno de los cuales, Jaume del Milà, casó con Leonor de Aragón, iniciando así la línea de los Milà de Aragón, condes de Albaida en un primer momento y, posteriormente, duques. Murió en 1507 (1510 según otras fuentes) en su señorío de Bèlgida y fue enterrado en el monasterio dominico de Santa Ana de Albaida.

MILÀN, Luis (1500-1561)

No sabemos con certeza si nació en nuestra ciudad o en Valencia; tampoco la fecha exacta de nacimiento, alrededor de 1500. Pero sí es segura su ascendencia setabense: su abuelo, Joan del Milà casó con Isabel Lucrècia Llanzol i Borja, sobrina de Alejandro VI. Perteneció al grupo de artistas protegidos de la corte de Germana de Foix, virreina de València, y Fernando de Aragón, duque de Calabria, en una época de gran esplendor económico y cultural de València: el primer tercio del siglo XVI. Con gracia e ingenio nos describe las costumbres y juegos de las fiestas de esta corte en sus dos obras literarias: El cortesano y Libro de motes de damas y caballeros, intitulado El juego de mandar (1530). Tanto ilustre instrumentista como compositor, escribió también la obra Libro de música de vihuela de mano, intitulado El Maestro, compuesta de fantasías, pavanas, villancicos y sonetos con acompañamiento vocal y vihuela de mano (instrumento de gran consideración dentro de la alta sociedad de la época). Con gran maestría y arte, la polifonía llegó a su máxima expresión, y el contrapunto a su plenitud: las voces carecen de tonos dominantes, y las melodías y acordes oscilan, flexibles y libres, alrededor de una nota central.

MORCILLO Y OLALLA, Juan (1828-1908)

Nació en Montealegre del Castillo (Albacete) el día 23 de junio de 1828, hijo del veterinario Luis Morcillo. En 1846 ingresó en la Escuela Veterinaria de Madrid, en donde obtuvo en 1851 el título de veterinario de primera clase, siendo el alumno más brillante y con mejor expediente académico de la escuela madrileña (sobresaliente en todas las asignaturas de la carrera). En 1852 se trasladó a Xàtiva, en donde desarrolló íntegramente su actividad profesional (subdelegado de Veterinaria y primer Inspector de Carnes y Pescados) hasta su muerte, el 12 de noviembre de 1908, a los 81 años. La importancia de Morcillo y Olalla —por la que ha quedado incorporado al acervo de la cultura mundial— radica en ser el primer investigador del mundo que implantó sobre bases científicas la vigilancia sanitaria de los alimentos con destino al consumo humano mediante la inspección veterinaria. Además de su cargo de «veedor de carnes y pescados», ejerció así mismo una gran actividad médico-quirúrgica y practicó el herrado con el virtuosismo de quien, como él, dominaba este arte desde su infancia. Su enorme labor de investigación la desarrolló en nuestra ciudad, siendo el perfecto ejemplo del científico español laborioso y autodidacta. Entre sus principales obras, de obligada referencia durante muchos años, cabe destacar: Guía del veterinario inspector, o sea, policía sanitaria veterinaria aplicada a las casas-matadero (1858), con varias ediciones, ampliadas (la Biblioteca Municipal cuenta con un ejemplar de la 3.ª ed., impresa por Blas Bellver en 1882), e (1902). Además de sus obras sobre higiene e inspección de los alimentos, Morcillo y Olalla investigó y escribió 4000 folios sobre zootecnia dedicados a los caballos, centro de su actividad clínica veterinaria(Hipografía 1899), en la que fue considerado máximo especialista en la materia. Otros aspectos suyos de interés fueron su faceta de bibliófilo, pues tuvo una magnífica biblioteca de alta erudición, que le permitió escribir desde Xàtiva su Bibliografía veterinaria española; su actividad como publicista, colaborador en todas las revistas profesionales que se publicaban en España; y su interés asociativo, miembro de todas las sociedades y academias que se fundaron en España y de algunas extranjeras (medalla de oro de la Academia Central de Veterinaria Española y medalla Bouley de la Sociedad de Medicina Veterinaria Práctica de París) y Presidente de Honor del Colegio Oficial de Veterinarios de Valencia (1903) y de la Primera Asamblea Nacional Veterinaria (1904). Con motivo del centenario de su nacimiento (1928), los veterinarios españoles le ofrecieron un merecido y sentido homenaje póstumo, actos que se celebraron el día 8 de diciembre de 1929. En la mañana de ese día fue colocada una lápida conmemorativa en la fachada del Matadero Municipal con la siguiente leyenda: «Los veterinarios españoles a don Juan Morcillo y Olalla, creador del Servicio de Inspección de Carnes. Con él dio porvenir a su clase, garantía a la salud pública y nombre a su patria». Por la tarde se realizó en el Ayuntamiento una sesión apologética en su honor, en la que se solicitó para él su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad o la rotulación de una calle con su nombre, petición nuevamente formulada por el mundo veterinario en 2008 al cumplirse el primer centenario de su muerte, a fin de reivindicar la figura de uno de los científicos más insignes de la segunda mitad del siglo XIX en España, setabense de adopción.

PASCUAL Y BELTRÁN, Ventura (1873-1953)

Nació el 21 de marzo de 1873. Estudió bachillerato en el colegio de los jesuitas de Valencia, ciudad en la que obtuvo posteriormente el título de maestro, profesión que ejerció a lo largo de su vida. Su faceta biográfica de mayor interés para los setabenses es la de estudioso y divulgador de temas locales —al igual que sus coetáneos Carlos Sarthou, Gonzalo Viñes o José Chocomeli—, aunque tuvo también otros centros de interés como la poesía y el estudio y difusión del valenciano (fue premiado en los Juegos Florales de Lo Rat Penat de 1906 y 1908). Su obra está marcada por un fuerte compromiso religioso, paralelo al de Viñes, con el que colaboró en el semanario El Obrero Setabense. Semanario de Propaganda Católico-Social. En los años veinte entró en contacto con el grupo de historiadores de Valencia y comenzó a publicar en diferentes revistas. Fue director del Centro de Cultura Valenciana —del cual fue también bibliotecario–, destacado impulsor del Centro de Estudios Borjanos —tema en el que mostró una gran predilección— y miembro de la Institución de Estudios Setabenses. Entre su obra historiográfica hay que señalar numerosos artículos en publicaciones como el Boletín de la Real Academia de la Historia, Archivo de Arte Valenciano, Anales del Centro de Cultura Valenciana, Saitabi, El Obrero Setabense, Játiva Libro de Feria, etc. Entre sus estudios monográficos hay que destacar: El valenciano en la escuela y en la vida social (1918), < em>El turista en Játiva (1921), Curiosidades setabenses (1924-1925), El inventor de la taquigrafía española y de la pluma estilográfica, Francisco de Paula Martí. Su vida y su obra (1926) y, sobre todo, su principal obra:Játiva biográfica (1931). Debe recordarse a Ventura Pascual com una persona modesta y de una gran erudición, al que la historiografía local le debe mucho. Xàtiva dedica a su memoria la calle donde se ubican las viviendas de Sant Feliu, delante del Colegio Martínez Bellver.

PINTOR, Pere (1420-1503)

De origen judeoconverso, estudió medicina en la Universidad de Lleida. Ejerció con prestigio en València, llegando a ser examinador de médicos y profesor de cirugía. Fue médico de Roderic de Borja, al que acompañó a Roma al igual que Gaspar de Torrella (1452-1520), cuando fue designado papa, librándose así de la represión que padecieron los conversos de origen judío a principios del siglo XVI –como Lluís Alcanyís. Publicó dos obras: Aggregator sententiarum doctorum omnium de preservatione et curatione pestilentiae (Roma, 1499), acerca de la epidemia (tifus) que asoló Roma en 1493, interpretándola en términos astrológicos. Mayor importancia tuvo otra: De morbo foedo et occulto his temporibus affligente (1500), considerada una de las principales fuentes y más precisas descripciones de la enfermedad de la sífilis. La edición original, un cuaderno en cuarto, está impreso en caracteres góticos, 44 páginas en veintidós capítulos, precedidos de una introducción y un breve discurso dirigido a Alejandro VI. Murió en la Ciudad Eterna en 1503.

PORTELL, Josep (1692-1756)

Nació en Xàtiva en 1692. Inició su formación musical, en la Col•legiata, de la mano del maestro de capilla Francisco Zacarías Juan. Marchó a Roma en 1721, donde estudió con Girolamo Michelangelo Chiti, maestro de capilla de la iglesia de San Juan de Letrán. En 1727 pasó a ser maestro de capilla de Santa María in Trastevere, y en 1728 pasó a serlo de la Colegiata de nuestra ciudad, hasta su muerte, en 1756. Su labor en Xàtiva estuvo muy ligada a recomponer la capilla de música de la Seo —muy debilitada por las consecuencias de la Guerra de Sucesión—, así como a la creación musical. El archivo de la Colegiata conserva un motete (O vere Deus), rogativa en recuerdo del terremoto que asoló a nuestra ciudad en 1748. En Roma se conservan numerosas obras suyas, de estilo galante y festivo.

RAMÍREZ DE ARELLANO, Diego ( ? -1633)

Desconocemos la fecha de nacimiento. Sabemos que estudió en la Universidad de València, ampliando sus estudios después en Sevilla y Madrid, donde cambió su nombre, Alfonso, por Diego. Fue escogido para acompañar a los hermanos García Nodal en la expedición que en 1618 marchó al estrecho de Magallanes buscando seguridad para las flotas que iban de España a Filipinas. En este viaje reconoció el estrecho, denominando isla de Xàtiva en la actual Tierra de Fuego, cambio impuesto por Felipe V. Descubrió otro estrecho, el de San Vicente –hoy canal Beagle–, haciendo una descripción de sus puntas, dando a una de ellas el nombre de Cabo Setabense, y al grupo de islas más meridional del continente americano, Diego Ramírez. Finalizado su viaje escribió la obra: Reconocimiento de los estrechos de Magallanes y San Vicente y algunas cosas curiosas de navegación (1621), manuscrito existente en la Biblioteca Nacional, que contiene observaciones sobre mareas, corrientes, métodos de navegación, etc. de gran importancia en su época. Por sus méritos fue nombrado por el rey Felipe III cosmógrafo real y piloto mayor de la Casa de Contratación (1620). Se desconoce también su fecha de muerte, anterior a 1633.

REIG ARMERO, Ramir (1936-2018)

Nació en Xàtiva el 5 de abril de 1936, poco antes iniciarse la guerra civil; y murió en Valencia a los 82 años. Durante la posguerra ingresó muy joven en el noviciado jesuita. Después de hacer estudios de Filosofía, Magisterio y Teología fue ordenado sacerdote en Torrent en 1968. Realizó trabajo pastoral y docente en varias instituciones de Valencia y como cura-obrero ejerció el cargo de consiliario de comunidades cristianas y fue asesor sindical. Reig fue un sacerdote comprometido con los barrios obreros. En 1970 el Tribunal de Orden Público lo procesó por ayudar a imprimir unos panfletos contra la dictadura. Tuvo una participación activa en la organización del sindicato CCOO del País Valenciano, cuya Biblioteca de Ciencias Sociales (aprox. 3500 volúmenes) recibe su nombre. Publicó cerca de una docena de libros, la mayoría ensayos. Se interesó por la figura del escritor Vicente Blasco Ibáñez y especialmente por diversos aspectos de la economía valenciana, como las grandes aventuras empresariales del siglo XX. La Biblioteca de Xàtiva cuenta con las obras: Obrers i ciutadans, Blasquisme i moviment obrer (1982), y Feixistes, rojos i capellans (2004). Ramiro Reig fue profesor de Historia Económica de la Universitat de València y miembro del Consell Valencià de Cultura. Siempre mantuvo el contacto con su ciudad, donde publicó en varias ocasiones en los libros de feria. Cabe destacar su artículo “El desafío setabense” en Játiva en agosto 1968, una magnífica visión sobre la Xàtiva de la época, ilustrada con numerosas fotografías de Adolfo García, cuyo contenido irritó al Ayuntamiento de la dictadura. En él decía Ramir Reig: “Xàtiva si es algo o quiere ser algo, debe ser una voluntad común”.

RIBERA, José de (1591-1652)

José Ribera nació en Xàtiva en 1591, siendo bautizado el día 17 de febrero en la parroquia de Santa Tecla, tal como consta en la partida de bautismo encontrada por Gonzalo Viñes, archivero de la Seo y cronista de la ciudad, deshaciendo un error que lo creía nacido en el año 1588. Su padre se llamaba Simón Ribera, zapatero de profesión, y su madre, Margarita Cucó. Son abundantes las fuentes documentales y bibliográficas que nos hablan de muchos aspectos de la vida y obra de Ribera, pero no tenemos ninguna información sobre su niñez y juventud, desde el día de su bautismo hasta 1611, momento en el cual ya se encontra en Italia. Sin duda, muy pronto mostró dotes excepcionales para el dibujo y la pintura, que en aquella época vería en tantos retablos de las iglesias y conventos de Xàtiva, en ese momento segunda ciudad del reino. La prematura muerte de su madre, incluso de su madrastra, sería el motivo por el cual marchó con pocos años a València, donde tenía parientes, y en ella aprendería el oficio, puede ser que en el taller de Ribalta, el mejor pintor del momento. En 1611, con tan sólo 19 años, Ribera se encontró en Italia, donde ya es un pintor de alta consideración. No quiso volver nunca más a España, pero siempre se mostró orgulloso de su origen, añadiendo su nombre, en italiano (Jusepe de Ribera o lo Spagnoletto), los gentilicios español, valenciano y, en alguna ocasión, setabense (en el cuadro la Adoración de los pastores, “español, valenciano de la ciudad de Xàtiva”), lo que nos muestra claramente su amor y añoranza a su tierra. Residió primeramente en Roma, donde entró en contacto con la pintura tenebrista de Caravaggio. Su talento y el prestigio de su obra fue tal que ingresó como miembro de la Academia de San Lucas. En 1616 marchó definitivamente a Nápoles, capital del virreinado perteneciente en ese momento a la Corona de España. En esta ciudad, donde realizó casi toda su obra, contrajo matrimonio con Catalina Azzolino, hija de un acaudalado marchante y pintor, con la cual tuvo almenos cinco hijos. Personaje de gran actividad, trabajó para congregaciones religiosas, nobles y virreyes (duques de Osuna, Monterrey, Alba), que le dispensaron su protección. La pintura de Ribera es el resultado de un profundo interés y estudio de la Antigüedad y del Renacimiento. Con gran dominio del dibujo y austeridad en la composición capta —con trazo vigoroso e imágenes sólidas, alguna vez con realismo crudo— las emociones, los sentimientos y los afectos. Este interés por la autenticidad lo lleva al naturalismo, donde, en una concepción iconográfica innovadora, eleva a la gente más pobre y humilde de la calle a protagonizar sus cuadros (santos, filósofos, profetas), pero dándoles inteligencia y cordialidad. Nadie como él ha sabido mostrar las cualidades de la piel, el moldeado del rostro y las manos, la decrepitud humana y la representación de los viejos. Injustamente ha estado tratado por la historia del arte al considerarlo pintor de la fealdad —nada más lejos de la realidad para quien conozca su obra— y la obscuridad —ignorando de ella la calidad de la luz, y el color y la luminosidad, que irán ganando terreno al inicial tenebrismo. Dos fueron básicamente los temas de su producción: la mitología, consecuencia de la influencia de la cultura clásica, y, sobre todo, la pintura de exaltación religiosa, expresión del poder de la Iglesia católica de la Contrarreforma en los países mediterráneos, y cliente. Entre su extensa producción debemos mencionar obras como: San Jerónimo (1626), San Andrés (1630), la Inmaculada Concepción (1635), el Sueño de Jacob (1639), el Martirio de san Felipe (1639), la Adoración de los pastores (1640), la Magdalena penitente (1641), Santa Agnés (1641), El patizambo (1642), San Sebastián (1651), etc. En el Museo de l’Almodí tenemos de Ribera la obra San Matías, propiedad del Museo del Prado, en depósito en él desde 1924. Así mismo, debemos destacar la importancia de Ribera como maestro del grabado (Martirio de san Bartolomé, Silene ebrio) e insuperable dibujante. Con problemas de salud, dificultades económicas y afligido por la seducción de la cual fue objeto su hija Margarita por parte del virrey Juan José de Austria, murió el 3 de septiembre del año 1652. En la actualidad, la obra del artista setabense más universal está considerada a la altura de Velázquez, Murillo, Zurbarán o Goya. Xàtiva lo recuerda con una escultura de Luis Gilabert (1891) en la plaza del Españoleto, donde se encuentra también el ambulatorio del mismo nombre, y con el Instituto de Enseñanza Secundaria José de Ribera, y con dos premios institucionales: el nacional de pintura y la bienal de grabado.

RIDOCCI, Matilde (1843-1922)

Nació en Xàtiva el 12 de septiembre de 1843. Inició su trabajo de docente en la escuela de primera enseñanza de Teulada (Alicante). En 1869 tomó posesión de la plaza de segunda maestra de la Escuela Normal Superior de València. Por motivos familiares volvió a Xàtiva, donde tomó posesión en 1878 de una plaza de enseñanza primaria. En 1899 fue nombrada profesora numeraria, por oposición, de la Escuela Normal de València, y en 1900, directora de ésta. Publicó diversas obras sobre enseñanza que fueron premiadas y declaradas de texto para las escuelas normales y de primera enseñanza: Nociones de Higiene privada general para las Escuelas Normales y Superiores de primera enseñanza (1876), Nociones de Higiene privada general, al alcance de los niños, para las escuelas elementales (1876), Nociones de Física, Química e Historia Natural para las Escuelas Normales (1901), Urbanidad para Escuelas Normales, etc. Entre los hechos mas recordados ligados a su trabajo como docente hay que destacar la audiencia que tuvo con el monarca Alfonso XII, resultado de la cual las maestras obtuvieron la equiparación salarial respecto a los maestros. Fue persona discreta, muy querida por la gente y amante de las artes (practicó la pintura, el dibujo y la poesía). Su muerte, acaecida el 24 de julio de 1922, fue muy sentida, y la ciudad se lo reconoció dándole su nombre a la calle donde nació. En el número 4 de esta figura una lápida de mármol blanco con la siguiente inscripción: EN ESTA CASA NACIÓ EL 12 DE SEPTIEMBRE DE 1843 D.ª MATILDE RIDOCCI GARCÍA EX DIRECTORA DE LA NORMAL DE VALENCIA MUJER DE EXTRAORDINARIO TALENTO Y DOTES ARTÍSTICAS FALLECIÓ EL 24 DE JULIO DE 1922 RECUERDO DE SUS COMPAÑERAS DISCÍPULAS Y ADMIRADORAS

RUBIO GOULA, Francisco (1865-1930)

Nació el 9 de noviembre de 1865 en el seno de una familia acomodada dedicada al comercio de vinos, alcoholes y arroces, negocio en el que pronto participó y dio notable impulso. Años más tarde creó el suyo propio, dedicándose a la industria y comercialización de colas, abonos y harinas. En 1895 tomó a su cargo la Consignación de Vapores Transatlánticos para las Antillas, desarrollando a gran escala la exportación de vinos a Cuba. Posteriormente constituyó la sociedad Carbonífera del Mediterráneo, para la exportación de carbón de Teruel, y fue contratista de las obras de la fachada del Ayuntamiento de Valencia. Ostentó cargos en los consejos de administración de la Compañía de Cementos Portland, los Doks Comerciales de Valencia y la Cooperativa Valenciana de Electricidad, en cuyas entidades participó económicamente. Y, por su solvencia y seriedad comercial, su firma destacó en el mundo bursátil y financiero. Fue propietario del semanario local El Demócrata y, durante algún tiempo, de los diarios valencianos El Correo y La Correspondencia de Valencia. Pero Francisco Rubio no fue solo un importante empresario y un activo comerciante y financiero, destacó también en la vida política. Demócrata de corazón, se afilió al Partido Liberal —dirigido por José Canalejas—, y obtuvo acta de diputado al Congreso, por el distrito electoral de Xàtiva, en 1905 y 1910. Muerto Canalejas, se adscribió al Partido Liberal Democrático —dirigido por Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas—, y triunfó en las elecciones de 1916, 1918 y 1923. Llegada la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), trabajó por el restablecimiento de las libertades constitucionales y entabló relación con Alcalá Zamora, a cuya política parecía dispuesto a adherirse cuando la muerte le sobrevino el 29 de mayo de 1930. Este hecho provocó un profundo eco en la prensa de la ciudad (El Demócrata, núm. 492, 7 de junio de 1930), que ensalzó no solo la trayectoria empresarial y política de don Paco —como cariñosamente se le conocía en Xàtiva—, sino también sus virtudes humanas: modestia, nobleza, laboriosidad, generosidad... Emilio Barberá, director de este semanario, escribió en ese número: «Ha muerto el jefe y, ante su tumba, desolados, renovamos nuestros votos de afecto y prometemos practicar sus enseñanzas, su credo político, sintetizado en las palabras: Amor, Libertad y Democracia». Según el cronista de la ciudad, Agustí Ventura, la calle Francisco Rubio (antes situada en el primer tramo de la Corretgeria, y hoy entre la plaza Poetas Setabenses y calle La Reina) está dedicada a la figura de un ilustre médico setabense del siglo XVIII, también con este mismo nombre, que fue catedrático de la Universidad de Valencia. Nos hallamos, de esta manera, ante un gran olvido histórico de la ciudad: el de un importante empresario y, a su vez, político setabense de mayor altura de la Restauración borbónica, cinco veces electo al Congreso de Diputados.

RUIZ RAMÓN, Francisco (1930-2015)

Nació en Xàtiva en 1930 y falleció en Tampa (Florida, Estados Unidos) en 2015. En sus estudios de bachiller tuvo como profesor de Lengua y Literatura a don Ángel Lacalle. Se licenció en Filosofía y Letras en Madrid en 1953 y se doctoró en 1962. Fue lector de la Universidad de Oslo (1957-1963) y profesor de español en las universidades de Puerto Rico (1963-1968), Purdue, Indiana (1968-1983), Chicago (1983-1987) y Vanderbilt, Tennessee (1987-1992). Además de su labor como profesor y conferenciante en numerosas universidades, fue un estudioso del teatro español, siendo un personaje fundamental en la historiografía teatral española del siglo XX. Su obra fundamental es Historia del teatro español, desde sus orígenes hasta 1900 e Historia del teatro español del siglo XX, de obligada referencia para los estudiosos del teatro. Sus estudios se centraron, sobre todo, en el teatro clásico (Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina), aunque también fueron objeto de sus estudios el teatro moderno (Jardiel Poncela, Buero Vallejo, Martín Recuerda, etc.) o la obra de Benito Pérez Galdós y la Generación del 27. Fue también dramaturgo y fue galardonado con los premios Teatro de Puerto Rico (1963), por la obra Juego de espejos; Gabriel Miró (1982), por Mrs. Adams, pitonisa; Letras de Oro (1988), por El Inquisidor; Valle-Inclán (2001), y el del Festival de Almagro (2003).

SANELO, Manuel Joaquín (1760-1827)

Conocemos pocos datos de su vida. J. Pastor Fuster (Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros días. Valencia: J. Ximeno, 1827-30), contemporáneo suyo, nos dice que nació en 1760 en nuestra ciudad; hijo de Joaquín Sanelo, natural de la ciudad italiana de Cremona (Sanelo debe ser valencianización de Giannello) y de Manuela Lagardera. Estudió medicina en la Universidad de València, pero su interés por la lengua lo llevó a trabajar en el Ayuntamiento de València, de donde fue escribano de su Secretaría desde 1805. Su preocupación por la degradación del valenciano lo llevó a presentar en 1805 a la Sociedad Económica de Amigos del País su manuscrito Silabario de voces lemosinas y un plan de enseñanza de este idioma, institución que lo valoró muy positivamente. La obra está desaparecida, pero su contenido debe formar parte de otra de mayor importancia: Diccionario valenciano-castellano, manuscrito en 4.º, conservado en la Biblioteca Mazarina de París. Esta obra, incompleta por la muerte del autor, contiene 9000 voces. Para su confección, Sanelo consultó fuentes documentales medievales y textos jurídicos y literarios clásicos valencianos. La obra de Sanelo ha sido finalmente valorada gracias al estudio y la edición crítica del filólogo Joseph Gulsoy (Diccionario valenciano-castellano de Manuel Joaquín Sanelo), tesis doctoral leída en Chicago en 1961 y publicada en 1964 (la Biblioteca Municipal tiene un ejemplar de esta obra: SL 804 SAN dic). Xàtiva lo honra con la calle Lingüista Sanelo (entre Catedrático Ángel Lacalle y Canónigo Gonzalo Viñes) por su esfuerzo y trabajo de tantos años en beneficio de su lengua, el valenciano.

SANS, Hipólito (? –1582)

El apellido Sans o Sanç, posteriormente castellanizado en Sanz, se remonta en el siglo XIII, siendo Jacques Sanç, uno de los tres repartidores del término de Xàtiva después de la reconquista. De Hipólito Sans conocemos pocos datos biográficos. Nació en nuestra ciudad, pero desconocemos la fecha. Fue caballero de el Orden de San Juan de Jerusalén (en algunos lugares se afirma que de San Jaime). Estuvo presente en el famoso sitio al que fue sometida por los otomanos la isla de Malta en el año 1565, en donde mostró valor y heroicidad. Años más tarde escribió el poema épico La Maltea: en que se trata de la famosa defensa de la religión de san Juan en la isla de Malta (Valencia: Juan Navarro, 1582). La obra, redactada en doce cantos, en octavas reales, tiene el propósito —afirma su autor— de rememorar la gloria de los caballeros de San Juan, que resistieron el ataque de los turcos. Formó parte, así, del grupo de soldados escritores del siglo XVI que incluyeron a personajes tan relevantes como Garcilaso de la Vega, Bernal Díez del Castillo, Ignacio de Loyola o Cervantes. Las fuentes son coincidentes en señalar su muerte en 1582.

SARTHOU CARRERES, Carlos (1876-1971)

Nació en Vila-real en 1876. Finalizado el bachillerato, realizó la licenciatura de Derecho en València (1901) y se doctoró en Madrid en 1904. Allí contrajo matrimonio con Lidia Vila. Inició su actividad profesional como secretario judicial en Vila-real, pasando después a Borriana y, en 1920, a Xàtiva. Su inquietud cultural comenzó a manifestarse el año 1909 con diversas publicaciones sobre Castelló, que motivaron su participación en la elaboración de la monumental Geografía del Reino de Valencia (1913). Ese mismo año fue nombrado miembro de la Real Academia de la Historia. Trasladado a Xàtiva fue nombrado archivero municipal (1920). En 1922 publicó su primera obra sobre nuestra ciudad: El alcázar setabense. Ese mismo año publicaba otras nueve, lo que demostró su capacidad de trabajo y el entusiasmo con el que acometió el deseo de dar a conocer los tesoros artísticos y la historia de la antigua Saetabis. De su producción —más de un centenar entre libros y folletos— destacamos: Guía oficial ilustrada de Játiva (1925); Datos para la historia de Játiva (1933-1940), obra de la historiografía local aún de obligada consulta; Castillos de España (1932), Catedrales de España (1946) y Jardines de España (1948-1949), en las que fue pionero de la fotografía documental; Juan José de Ribera y su patria (1947), y El castillo de Játiva y sus históricos prisioneros (1946). Colaboró en más de sesenta publicaciones periódicas españolas y extranjeras. Entre los numerosos cargos y títulos que se le dieron subrayamos: hijo adoptivo de la Ciudad (1925), director del Museo Municipal (1940), cronista de la Ciudad (1940), miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos (1953), apoderado del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (1953), miembro de la Institución Alfonso el Magnánimo (1956), de la Hispanic Society de Nueva Cork (1961), medalla al mérito turístico (1966), etc. Todo lo que hemos dicho es importante, pero no es nada para la ciudad si lo comparamos al trabajo que realizó durante los años de la guerra civil, en que con riesgo de su vida consiguió salvar de la destrucción hecha por la barbarie revolucionaria el Archivo Municipal y el de la Colegiata, así como numerosas obras de arte religioso, que escondió en la ermita de San Félix y en el Museo Municipal, que estuvo intacto. Es difícil encontrar a un hombre que, no habiendo nacido en Xàtiva, la quisiera tanto. Atacado de amnesia y cuidado por su hija, Lidia Sarthou, anterior directora de la Biblioteca Municipal (1947-1984), murió en 1971, a los 94 años. La ciudad le rindió homenaje en su último viaje y le dedicó uno de las calles más céntricas, pero su nombre debe estar impreso en el corazón de todos los setabenses como una de las personas que más ha cuidado y dado a conocer la historia y el patrimonio de nuestra ciudad.

SERRA, Pere (s. XIV – 1409)

Pere Serra, del cual desconocemos la fecha de nacimiento, es el primer cardenal nacido en Xàtiva. Se licenció y doctoró en leyes por la Universidad de Montpellier en el año 1379, donde fue compañero de estudios de Pedro de Luna, posterior papa Benedicto XIII, quien elevó a la categoría de Colegiata (1413) la parroquia mayor de Santa María de Xàtiva (en la concesión de esta bula fue importante la relación personal de Serra con el papa). Fue persona fiel y de confianza de los reyes de Aragón (Pedro IV y Martín I el Humano), y puente entre la Corona y los papas. Su labor está enmarcada dentro del periodo llamado Cisma de Occidente (1379-1429), entregando su trabajo al final de la división entre los papados de Aviñón y Roma, trabajo en el que participaría posteriormente de forma muy activa el setabense Alfons de Borja (Calixto III). Entre los títulos y dignidades que logró hay que destacar: lector del estudio de Montpellier, beneficiado de València, pavorde de Sogorb, canónigo de Vic, arcediano de Barcelona, canónigo de València, arcediano de Sagunt, párroco de Sollana y canciller del rey Martín el Humano. En 1396 fue nombrado, obispo de Catania (capital de Sicilia, entonces territorio de la Casa de Aragón) y en 1397, cardenal. No sabemos la fecha segura de su muerte: 1404 o 1409. Martín de Viciana nos dice que: ''En el pie del altar desta capilla [la Seo] fue sepultado el reverendísimo Don Pedro de Serra, cardenal de Catania, natural desta ciudad de Xàtiva.''

SIMARRO LACABRA, Luis (1851-1921)

Hijo de Ramón Simarro Oltra, nació en Roma en 1851 durante uno de los viajes de su padre, a quien habían encargado los retratos de los papas Calixto III y Alejandro VI. La muerte del pintor, a los 33 años, de tisis, no la pudo superar su esposa, que se suicidó cuando Simarro tenía sólo tres años. Estudió Medicina y se doctoró en 1875. Positivista activo, se empeñó en separar la psicología de sus adherencias religiosas, mitológicas o simplemente supersticiosas, y fue a París en 1880, donde se permaneció cinco años. Conoció a un joven Cajal y lo inició en las preparaciones con impregnaciones argénticas, al mismo tiempo que le enseña el método Golgi. De estas relaciones nace la escuela histológica española. En Recuerdo de mi vida, Cajal reconoce su deuda intelectual con Simarro y el impulso positivista que dio a sus investigaciones. Pero Simarro no se tenía por un histólogo, sino por un psicólogo clínico, y no solo fue el primer médico competente en esta disciplina en España, sino que ocupó su primera cátedra en el mundo. Impartió lecciones en la Institución Libre de Enseñanza, en el Ateneo de Madrid y en la escuela de Criminología y, posteriormente, en la Universidad de Madrid. Como ha escrito Yela, “la obra docente, innovadora y divulgadora de Simarro fue sobresaliente y decisiva. Su personalidad desmesurada, idealista, generosa, radical y quijotesca le impulsó a iniciar y tocar muchas cuestiones”. Fue también un activista político, un regeneracionista entusiasta y un masón de alto rango con tal capacidad de convocatoria que en defensa de Unamuno, condenado a 16 años de cárcel por criticar al rey, consiguió la adhesión de la flor y nata de la intelligentsia española. Fue capaz, así mismo, de movilizar a más de setecientos representantes del pensamiento hispano en un manifiesto de adhesión a la causa aliada en la Primera Guerra Mundial. Promovió con Unamuno, Marañón, Menéndez Pidal, Azaña y Pérez de Ayala la constitución de la Unión Democrática Española para la Liga de la Sociedad de Naciones. Riguroso, polifacético y versátil, publicó poco, pero ejerció una influencia considerable desde su cátedra y desde su laboratorio. También desde la biblioteca de su casa, que fue lugar de reunión de intelectuales, artistas y políticos. Murió el 19 de junio de 1921 en un contexto social de graves convulsiones. Enterrado modestamente en el cementerio civil de Madrid, el periódico La Libertad publicó un obituario con estas palabras: “Don Luis Simarro tenía madera de santo y de sabio. Por eso vivió para el bien y la verdad. Murió como un justo”. Laín Entralgo lo describió como un “incitador para que los españoles despierten y empiecen a hacer algo dentro de la ciencia”. PUYOL ANTOLÍN, Rafael: “Presentacions”. En: Luis Simarro i la psicologia científica a Espanya / editor, Helio Carpintero.- València: Universitat de València, 2003.- P.11-12.

TÁRREGA Y SALVADOR, Juan (s. XVII-XVIII)

Desconocemos las fechas de nacimiento y muerte de este setabense noble, pero sabemos cuál fue su casa solariega, que estuvo en la calle Montcada, frente al Convento de Santa Clara. El nuevo edificio que hoy la reemplaza así lo atestigua con una reproducción del escudo nobiliario de los Tárrega en su fachada, cuyo original se conserva en el Museo de l’Almodí. El nombre de Juan Tárrega estará siempre ligado al de la Guerra de Sucesión en tierras valencianas. Capitán de milicias de caballería, fue uno de los más leales seguidores del archiduque Carlos de Austria, aspirante a la corona española y rival de Felipe V en esa guerra (1701-1714). Junto con el coronel Rafael Nebot, dirigió, en la Navidad de 1705, las tropas que asediaron Xàtiva, entonces borbónica, y consiguió su rendición de manos del gobernador Rocafull. En enero de 1706, el archiduque Carlos lo nombró nuevo gobernador de la ciudad y alcaide del castillo. Participó, así mismo, en la incorporación de Alzira y Dénia a la causa austracista. De los últimos años de su vida solo conocemos su desgracia. El presbítero Isidro Planes, en su Diario, nos dice que, en mayo de 1714, fue encarcelado en Valencia en las Torres de Serranos, y en septiembre de 1718, llevado preso al Castillo de Pamplona.

TORRELLA, Ferrer (S. XV)

Los Torrella están documentados en Xàtiva desde el siglo XIV, dando nombre a una de las alquerías señoriales del linaje: Torrella. En un documento del 4 de diciembre de 1442 queda registrada una venta de tierras por parte de Bernat Torrella, mercader y ciudadano de Xàtiva, a Ferrer Torrella, maestro en medicina en nuestra ciudad. De este sólo sabemos que estudió en Montpellier y que en 1442 practicaba la medicina en Xàtiva. Parece ser que él y su esposa, Isabel, se trasladaron a València donde problablemente nacieron sus hijos Gaspar, Jeroni y Ausiàs, médicos los tres, especialmente reconocidos los dos primeros. Junto a los Torrella, Xàtiva contó en ese tiempo con otras dos familias muy destacadas de la medicina valenciana: los Pintor y los Alcanyís.

TORRELLA, Gaspar (1452-1520)

Fue hijo del médico Ferrer Torrella, documentado en nuestra ciudad en 1442, pero no es seguro su nacimiento a nuestra ciudad. Estudió medicina en las universidades de Siena y Pisa y se doctoró en Roma (1481), siendo también un notable matemático y gran conocedor de teología y ciencias humanísticas. Al igual que sus hermanos Jeroni y Ausiàs, y el setabense Pere Pintor, fue médico de Rodrigo de Borja, al qué acompañó a Roma cuando fue nombrado papa. Alexandre VI (1492-1503) lo recompensó con oficios y prebendas, entre ellas la del obispado de Santa Justa, en Cerdeña (1494). Formó parte de su cortejo, asistiendo a muchos cardenales y familiares del papa, como el también setabense Bartomeu Martí o su hija, Lucrecia Borja. El 1 de mayo de 1498 fue nombrado bibliotecario de la Vaticana, cargo que ejerció hasta 1500, sustituyendo en él al también setabense Pere Garcia, primer bibliotecario y posterior obispo de Barcelona. A la muerte de Alexandre VI continuó siendo médico personal de Pío III (1503) y Julio II (1503-1513), desarrollando cargos curiales durante el pontificado de este. Conocemos de él cinco libros de medicina —la mayoría dedicados al tratamiento de la sífilis y la peste— a destacar: Tractatus cum consiliis contra pudendagram seu morbum gallicum (Roma, 1497), Dialogus de dolore cum tractatus de ulceribus in pudendagra evenire solitis (Roma, 1500) y Consilium de peste (Roma, 1504). Junto a Lluís Alcanís y Pere Pintor es una de las principales figuras de la medicina valenciana del siglo XV.

TORRELLA, Jeroni (s. XV-1512)

Es oriundo de Xàtiva, hijo del médico Ferrer Torrella, documentado en Xàtiva en 1442, que probablemente se trasladó a Valencia, donde tal vez nacieron él y sus hermanos Gaspar y Ausiàs, también médicos, especialmente reconocido el primero. Estudió medicina en Valencia y Siena, donde se doctoró . Fue médico de Fernando II el Católico y de su hermana, Juana de Nápoles; examinador de la Universidad de Valencia ( 1502), y uno de los primeros catedráticos de Medicina ( 1505-1507 ), poco después de que fuera separado de la cátedra el setabense Lluís Alcanyís, quemado en la hoguera al ser acusado de judaísmo. Entre sus obras cabe destacar: De motu coelorum. Opus praeclarum de imaginibus astrologicis non solum medicis verum etiam litteratis utile ac amenissimum (1496), De fluxu et reflexu maris, i Opusculum pro astrologia adversus comitem de concordia mirandulanum. Murió alrededor de 1512 .

TROBAT, Juan Bautista (1633-1701)

Nacido en Xàtiva, pero en fecha incierta (1633, 1635, 1637). Estudió jurisprudencia en la Universidad de Salamanca, viniendo después a València, donde recibió el grado de doctor en leyes en esta universidad. Se casó con Leonarda Gracián y tuvo dos hijas: Juana Bautista y sor Gertrudis, religiosa del convento de Santa Clara. En 1681 y 1684 fue consejero jurista, y en 1685 fue nombrado “sabio en plaza”. En 1687 obtuvo la cátedra de Decretales, jubilándose en 1689 con honores. Su obra más importante fue De effectibus immemorialis praescripctionis et consuetudinis (Valencia: Francisco Mestre, 1690), uno de los ejemplares más antiguos existentes en la Biblioteca Municipal de Xàtiva (fue encontrado en una papelera por Carlos Sarthou en 1937). En 1700, también en tamaño folio, fue publicada una segunda parte de la obra, impresa por Jaime Bordazar. Murió en su casa, en la calle Calabazas de València, el 14 de marzo de 1701.

URIOS, Saturnino (1843-1916)

Nació el día 12 de noviembre de 1843, hijo de padre barbero. Fue ordenado sacerdote en 1869 y su primer destino fue de coadjutor en Alberic. En 1869 pasó a València como capellán del Hospital Provincial, cargo que desarrolló hasta 1870, año en que marchó a Francia para ingresar en la Compañía de Jesús (en esos años desterrada de España por la Revolución de 1868). En 1874, y después del noviciado, se fue a Manila, donde fue destinado a las misiones de la isla de Mindanao, desde donde ejerció un activo apostolado durante 42 años. El amor por su tierra queda patente en el nombre que dio a los pueblos que fundó: Nieves —en honor a la Virgen de la Seo— Játiva, Novelé, Alcira, Gandía, etc. Su actividad en esos años fue incansable. La mejora del nivel cultural de las personas que se acogían a sus fundaciones fue constante a lo largo de su vida. Así, creó escuelas parroquiales, tomando parte activa en ellas y aprendiendo las diferentes lenguas autóctonas, a las cuales tradujo obras piadosas. Escribió abundante correspondencia, publicada en diez tomos: Cartas de los PP. de la compañía de Jesús de la Misión de Filipinas. En 2005, el Auntamiento de Xàtiva patrocinó la edición del libro Padre Urios S.J. (1843-1916). Misionero valenciano, filipino universal, con un estudio biográfico realizado por Vicent Ribes Iborra y el dietario Diario de Játiva, que recoge el duro día a día de los habitantes de la misión. Su muerte, acaecida el 27 de octubre de 1916, fue una auténtica manifestación de duelo. Las propias autoridades filipinas, a pesar del clima antiespañol propio de los años posteriores a la independencia, le concedieron el tíulo de “benefactor de Agusán”.

VEANA, Matías (1656-1705)

También conocido como Matías Juan de Veana y Macià Veana. Fue el maestro de capilla con más fama y prestigio musical que ostentó ese cargo en la Colegiata de Xàtiva, que contó hasta el siglo XIX con una organización musical equiparable a la de catedrales como Cartagena, Orihuela, Segorbe o Tarragona, como correspondía a la «segunda ciudad del reino» y a sus aspiraciones de ser sede episcopal. Nació en nuestra ciudad en 1656 e inició su formación musical con Aniceto Baylón, maestro de capilla de la Colegiata entre 1664 y 1677. En esta fecha aparece ya como maestro de capilla de San Juan del Mercado de Valencia. Entre 1680 y 1683 ocupó ese puesto en el Monasterio de la Encarnación de Madrid; y entre 1683 y 1689, en las Descalzas Reales. Parece ser que, ante la necesidad de ocuparse de su familia, dejó la maestría en las Descalzas y aceptó el cargo en Xàtiva, entre otras razones por ser ella «sa pàtria i haver-se criat en esta Santa Església». Pero su estancia en la ciudad fue breve. En 1692 marchó a Palencia y, pocas semanas después, a Madrid, en donde ejerció su magisterio en el Monasterio de la Encarnación hasta su muerte, en 1705. Su obra forma parte de la efervescencia cultural de carácter científico y humanista —predecesora del posterior movimiento ilustrado— que se produjo en Valencia, a finales del siglo XVII, de la mano de los «novatores». Sus composiciones, fundamentalmente policorales, combinan magistralmente el lenguaje modal con las nuevas tonalidades, y destacan por su fuerza expresiva. La mayoría de ellas (villancicos) fueron alabadas en su tiempo por su elegancia y frescura, y la gran aceptación y difusión de su obra por España, Europa e Hispanoamérica han permitido su conservación.

VERNIA, José GARCÍA TORTOSA (1915-1966)

Nació en el año 1915. Desde muy pequeño mostró una inequívoca aptitud para el dibujo. En 1929, con solo 14 años, ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, estudios que finalizó en 1934. Tenemos constancia de su trabajo ya en 1936 —como artista fallero y cartelista—, relación con el mundo fallero que no abandonaría, pues participó a lo largo de su vida en la elaboración de muchas portadas de libros de fallas de diferentes comisiones y Junta Local Fallera. En su faceta de cartelista destacó de modo especial en los carteles de la Feria de Xàtiva. Entre 1944 y 1967 realizó doce, y en ellos dejó una profunda huella iconográfica en carteles dinámicos, llenos de creatividad, frescura y policromía. Francisco Javier Pérez Rojas y José Luis Alcaide (Un segle de cartells, Fira de Xàtiva, 1889-2000) lo consideran una figura de primera línea, renovador del cartel local por sus creaciones animadas, optimistas e inequívocamente festivas. En esta vertiente de cartelista hay que destacar también su participación, en diversas ocasiones, en la Feria Muestrario Internacional de Valencia. Aspecto de especial interés, y menos conocido, es su aportación al mundo de la publicidad, con diseños y logotipos —llenos de originalitat— para muchas firmas comerciales (Zumos Jummel, Imprenta Matéu...). Excelente dibujante y cartelista, practicó también la pintura paisajística y, de manera especialmente notable, el retrato, del que el Museo del Almudín guarda diversas muestras. Su carácter amigable, extrovertido y sencillo, amante de la naturaleza y de su ciudad, lo integró en el Grupo Sait, en el que —según Juan Francés— influyó de modo decisivo en su desarrollo. Este gran dibujante y, quizás, el mejor cartelista y diseñador que tuvo nuestra ciudad en el siglo xx, murió en Xàtiva en 1966 a consecuencia de las heridas sufridas en un accidente de circulación. En el año 2001 ciudad le rindió un justo homenaje con una exposición retrospectiva de su obra

VILLANUEVA, Joaquín Lorenzo (1757-1837)

Nació el 10 de agosto de 1757 en una casa de la plaza de las Coles (hoy plaza del Mercado), cerca de la calle Calderería, probablemente en una familia acomodada, y con un ambiente favorable para una buena formación: su padre era de profesión librero. En Xàtiva, entonces San Felipe, hizo sus primeros estudios (gramática y humanidades), siendo un alumno aventajado, pues a los 12 años marchó a València para iniciar la formación secundaria. En 1772 obtuvo el título de maestro en Artes y en 1776, con tan solo 19 años, el de doctor en Teología. Finalizados sus estudios, ocupó la cátedra de Filosofía en el seminario de Orihuela, y en 1780 marchó a Madrid, donde estableció relación con un grupo escogido de intelectuales valencianos, entre ellos, Pérez Bayer y Bertrán, obispo de Salamanca e inquisidor general. Su relación con este último le permitió ser nombrado capellán, consultor de Tribunal de Corte y calificador del Santo Oficio. Establecido en la corte madrileña inició una intensa actividad literaria: Oficio de la Semana SantaDe la obligación de decir la Misa con circunspección y pausa (1788), donde critica la relajación de costumbres de muchos religiosos en la celebración litúrgica; De la lección de la Sagrada Escritura en lenguas vulgares (1791), en la que justifica la necesidad de traducir la Biblia de las lenguas clásicas y ponerla al alcance del pueblo; Catecismo del Estado (1793), sobre el beneficio que supone para el Estado la práctica religiosa del pueblo; Año Cristiano (1795), obra de gran erudición sobre los santos y advocaciones religiosas españolas; Dominicas, ferias y fiestas movibles (1796-1803), complemento de la obra anterior y tratado de piedad y práctica religiosa; Kempis de los literatos (1807), conjunto de máximas y consejos; colaboración en Viaje literario a las iglesias de España, texto fundamental de la historiografía eclesiástica, obra de su hermano el dominico Jaime Villanueva, etc. La actividad de Villanueva en estos años finales del siglo XVIII e inicios del XIX está en relación al movimiento jansenista, de gran influencia en estos momentos, partidario de una religiosidad profunda, buscando las raíces de la primitiva Iglesia, alejada de formalismos, contra la relajación de costumbres y defensoras del centralismo monárquico. Villanueva menudea los círculos intelectuales y religiosos más influyentes de Madrid, sintonizando con el poder y consiguiendo el reconocimiento por parte de las instituciones más importantes del país: es nombrado miembro de la Real Academia Española de la Lengua (1792), predicador de S. M. y rector de los Reales Hospitales de Madrid (1800), miembro de la Real Academia de la Historia y de la Orden de Carlos III. La ocupación de España por las tropas napoleónicas produjo el alzamiento nacional y la Guerra de la Independencia (fue testigo del alzamiento popular en Madrid el día 2 de mayo de 1808 y de la represión posterior, al igual que Francisco de Paula Martí). Estos hechos supusieron un cambio profundo en su vida. En 1810 es designado diputado por València a las Cortes generales y extraordinarias que se celebrarán en Cádiz (1810-1813). De su participación en ellas dejó testimonio de primera mano en su libro Mi viaje a las Cortes, editado póstumamente en 1860. En ellas fue uno de los diputados más activos, produciéndose en él un profundo cambio alrededor de la concepción del Estado: soberanía nacional, muestra de expresión patriótica, frente al despotismo monárquico. Intervino en los debates sobre la Constitución de 1812, la abolición de la Inquisición, la reforma del clero, cuestiones económicas, etc. Pocos setabenses han mostrado como él el amor por su tierra y su disposición incondicional para favorecerla. Apenas recibir la noticia de ser nombrado diputado a las Cortes ofreció sus servicios al gobernador y Ayuntamiento de la ciudad. Y su trabajo en ellas tuvo como resultado la restitución del nombre de Xàtiva, abandonando el ignominioso de San Felipe (sesión del día 26 de septiembre de 1811), y la restitución de la histórica sede episcopal (1814), desligándose de la de València, aunque de forma efímera, pues el 4 de mayo de 1814 Fernando VII implantaba nuevamente el absolutismo y abolía todo el trabajo de las Cortes. Villanueva fue encarcelado y posteriormente desterrado al convento de La Salceda (Guadalajara). Una reacción liberal implantó en 1820 nuevamente la Constitución de Cádiz. Villanueva era liberado y marchaba a Cuenca, de donde era canónigo desde 1809. Por segunda ocasión es designado diputado a Cortes por València. Y otra vez, Villanueva trabaja por su ciudad, consiguiendo de las Cortes (1821) no ya sólo restablecer la catedralidad de Xàtiva, sino también que fuera nombrada capital de provincia. Una nueva reacción absolutista (1823) impuso el gobierno despótico de Fernando VII, anulando la obra legislativa liberal, y Joaquín Lorenzo, junto a sus hermanos Jaime y Lorenzo tiene que emigrar. En Londres vivió los primeros años de exilio. Allí continuó con su gran afición, la escritura, y publicó Vida literaria (1825). En estos últimos años de su vida estuvo incluso próximo a traducir la Biblia al catalán. En 1831 se trasladó a Dublín, acogido en casa de su amigo el reverendo William Yore, donde encontró afecto y atención. En esta ciudad publicó Poesías escogidas (1833). El 26 de marzo de 1837 moría, después de 14 años de exilio, muy lejos de su estimada ciudad, aquel quien probablemente más ha trabajado desinteresadamente por ella y que, sin duda, merece que todos lo tengamos en nuestra memoria.

VIÑES MASIP, Gonzalo (1883-1936)

Mossén Gonzalo Viñes nació en nuestra ciudad en 1883. Estudió el bachillerato en el Colegio Setabense, donde años más tarde será profesor. Realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano de València, ordenándose sacerdote en 1906. Su labor religiosa y pastoral la realizó íntegramente en la Seo, donde ejerció los cargos de coadjutor, beneficiado y canónigo con cargo de archivero, y a través de una activa acción social, organizando y presidiendo diversas asociaciones católicas. Persona de gran formación e inquietudes, perteneció a diversas instituciones de carácter científico y cultural, de entre las cuales debemos destacar: la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales, el Centro de Cultura Valenciana o el Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de València. En 1917 fue nombrado cronista oficial de la ciudad. Participó en la creación de nuestro Museo Municipal (aportó el ara romana con inscripción latina del obispo visigodo Atanasio, encontrada en las excavaciones de Sant Feliu, y el retablo del Salvador, procedente de la ermita gótica de las Santas. También, gracias a su intervención fue trasladada la cruz gótica del camino de València al Museo). Tuvo gran interés por la arqueología y participó en las excavaciones de La Bastida de les Alcuses (Moixent), la Cova del Parpalló (Gandia) y la Cova Negra (campañas de 1923 y 1933), entre otras. Fruto de esta actividad fue su relación con arqueólogos y eruditos de la talla de Fletcher, Ballester, Breuil, Pericot, el marqués de Lozoya, etc. Publicó tres libros: Hidrografía setabense, La patrona de Játiva y Datos sobre las excavaciones de Cova Negra. Fue director del semanario católico El Obrero Setabense, escribiendo desde él numerosos artículos de arqueología, de historia y poesías de una factura muy elegante (ganó los Juegos Florales de la Feria de 1934 con la obra El poema de la terreta). Desde las páginas del semanario se difundieron también actos en favor del Estatuto de Autonomía o noticias sobre la aprobación de las Normas de Castelló, que fundamentaron la unidad de la lengua catalana. Publicó también la transcripción de documentos de los archivos municipales y colegial, siendo él quien localizó la partida de bautismo de José Ribera. Iniciada la Guerra Civil Española, y tomado el gobierno de la ciudad por un Comité Revolucionario, Gonzalo Viñes fue presionado para renegar del sacerdocio, hecho que rehusó, y fue obligado a trabajar para éste. El día 10 de diciembre de 1936, cerca del molino de Vallés, fue asesinado por un grupo radical incontrolado este religioso inquieto de tan gran erudición, defensor de un regionalismo moderado, del mundo rural, amante de las tradiciones y de su lengua materna. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 en la plaza de San Pedro del Vaticano.
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